Sergio Robledo Acevedo y el acordeón contemporáneo en México

por José Antonio Palafox Al igual que la tuba, el saxofón o el contrabajo, el acordeón es un instrumento pocas veces abordado de manera protagónica […]

Por Jose Antonio Palafox Última Modificación septiembre 1, 2018

por José Antonio Palafox

Al igual que la tuba, el saxofón o el contrabajo, el acordeón es un instrumento pocas veces abordado de manera protagónica dentro de la música de concierto. Por eso siempre son bienvenidas las nuevas composiciones y grabaciones que nos haga disfrutar de su particular sonoridad y expresividad. Este es el caso de “El acordeón contemporáneo. México”, un magnífico CD producido por la disquera independiente Cero Records con el apoyo de la Secretaría de Cultura y en el que se presentan ocho obras para acordeón de compositores mexicanos contemporáneos, siete de las cuales fueron escritas en el 2017 específicamente para este proyecto.

El disco inicia con Looped de Jesús Lara Valerio (1976), una hipnótica composición que —cual banda de Moebius y tal como su título indica— se envuelve sobre sí misma de manera perfectamente circular, repitiéndose una y otra vez y revelando paulatinamente con cada repetición distintos detalles de su textura sonora. Le sigue la poco convencional El solista de Jaquet Droz de Mauricio García de la Torre (1976), una pieza con una estructura tan compleja y delicada como los mecanismos de relojería que dan vida a “La pianista” y “El dibujante”, dos asombrosos autómatas creados en el siglo XVIII por el relojero suizo Pierre Jaquet-Droz y a los cuales rinde homenaje esta composición por medio de audaces efectos sonoros que parecen describir el movimiento de los mecanismos que dan vida a estas figuras expuestas en el Museo de Arte e Historia de Neuchâtel. Después viene Aire sonoro, primera pieza para acordeón escrita por Mario Lavista (1943). Se trata de una obra meditativa, poco menos que estática, en la que el músico toma como base una de las cuatro características del sonido (la duración) para explorar la capacidad que tiene el instrumento de modificar las otras tres (intensidad, tono y timbre). La cuarta pieza del disco es Itzpapálotl, majestuosa composición en la que el compositor Alejandro Colavita (1973) nos traslada a las abstractas brumas de un pasado remoto para abordar la cosmovisión prehispánica por medio de la historia de Mariposa de Obsidiana (Itzpapálotl), una de las más importantes deidades de la cultura chichimeca y símbolo de la regeneración de la vida. Le sigue la extensa y cerebral Quantum de la compositora Itziar Fadrique (1974), una obra que explora literalmente todo el registro sonoro del acordeón por medio de efectos singulares y una intrincada técnica que exige más una “recreación” que una “interpretación”. En contraste, el propio acordeonista Sergio Robledo Acevedo (1983) hace entrega en Impresiones No. 1 de una sencilla pieza —la más breve del disco— de carácter evocativo capaz de transmitir ternura, nostalgia y optimismo en sus tres minutos de duración. Fechada en el 2006, Cold-Wind Garden de Jorge Torres Sáenz (1968) —compositor que posee un extenso catálogo de trabajos para acordeón— es la única obra no compuesta originalmente para este disco. Se trata de una expresiva pieza rica en matices y con una sonoridad sugerente, dedicada a la memoria del compositor japonés Tōru Takemitsu (1930-1996). El álbum concluye con la vigorosa y rítmica Nanahuatzin de Ariel Waller (1946). Como en el caso de Mario Lavista, esta es también la primera obra para acordeón del compositor, y en ella también se recrea la cosmovisión prehispánica, ahora bajo la figura de Nanahuatzin, el dios humilde que, para evitar que la vida se extinguiera en la Tierra, aceptó ser sacrificado y terminó convirtiéndose en el Quinto Sol.

El intérprete de todas las piezas es Sergio Robledo Acevedo, quien realizó sus estudios en la Facultad de Música de la UNAM y se ha presentado como solista con las principales orquestas de nuestro país, como la Orquesta Sinfónica Nacional, la OFUNAM, la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato y la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México. También fue miembro fundador del Quinteto Entretango y del Grupo Jazz-Fusión, del cual es director, y actualmente es profesor de acordeón y música de cámara en la Facultad de Música de la UNAM. Su desempeño en este disco es riguroso e impecable, con una manera de abordar las obras llena de convicción y fuerza, pero no exenta de la delicadeza y minuciosidad requeridas por algunas de las piezas. La calidad de la grabación es excelente y ofrece un sonido nítido, lo cual es de agradecer en un disco llamado a convertirse en referencia obligada del quehacer compositivo para acordeón en México.

 

Mauricio García de la Torre: El solista de Jaquet Droz / Sergio Robledo Acevedo (acordeón)

Jose Antonio Palafox
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