Realizada en 1913 para celebrar el centenario del nacimiento del gran compositor alemán, Richard Wagner (también conocida como Vida y obra de Richard Wagner) fue el debut como director del cineasta berlinés Carl Froelich (1875-1953), quien contó con la colaboración del realizador, guionista y escultor sajón William Wauer (1866-1962).
La película inicia con un pequeño Richard Wagner (1813-1883) de 8 años que toca el piano para su moribundo padrastro, el dramaturgo y pintor Ludwig Geyer (1779-1821), y lo sigue a lo largo de una tempestuosa vida llena de altibajos —que incluyó huidas por deudas, intrigas y persecuciones políticas, amores apasionados (Wilhelmina Planer, Mathilde Wesendonck y Cósima von Bülow) y grandes creaciones operísticas (desde El holandés errante hasta Parsifal)— hasta su muerte, acaecida a los 69 años de edad. Quizá para los estándares del espectador contemporáneo la película resulte bastante pueril y primitiva, pero en su momento fue un importante logro del naciente séptimo arte, empezando porque con sus casi 100 minutos de duración se le considera como el primer largometraje biográfico de la historia. Estructurada en episodios que plasman momentos cruciales en la vida de Richard Wagner, la película cuenta con intertítulos explicativos de cada escena pero no con intertítulos de diálogos, por lo que la comprensión de las acciones y reacciones de los personajes se basa totalmente en los elementos visuales y la pantomima de los actores. Por si fuera poco, Richard Wagner fue filmada en algunos de los sitios históricos mencionados en la narración, e incluye vistosas puestas en escena de las óperas del compositor —que apenas tenía 30 años de haber muerto— y asombrosos (para la época) efectos especiales en la mejor tradición de Georges Méliès para describir sueños y fantasías.
El papel principal estuvo a cargo del compositor italiano Giuseppe Becce (1877-1973), quien en esos años se encontraba en Alemania estudiando música bajo la tutela de Arthur Nikisch (1855-1922) y Ferruccio Busoni (1866-1924) y por azares del destino terminó debutando como protagonista (se parecía bastante físicamente a Wagner) y autor de la música de esta película. Quizá el hecho de que no fuese actor profesional jugó a favor de Becce, porque encarnó a Wagner con inusitada sensibilidad y elegancia, evitando los exagerados gestos y movimientos que eran comunes entre los histriones de tiempos del cine mudo para enfatizar sus acciones. A partir de esta primera incursión en el mundo del séptimo arte, Giuseppe Becce, si bien no prosiguió una carrera como actor, sí tuvo una intensa actividad como compositor de más de doscientas bandas sonoras para el cine alemán, entre las que sobresalen las que escribió para El gabinete del doctor Caligari (Robert Wiene, 1920), Las tres luces (Fritz Lang, 1921), El último (F.W. Murnau, 1924), Tartufo (F.W. Murnau, 1925) y La luz azul (Leni Riefenstahl y Béla Balász, 1926). Completan el reparto la actriz austriaca Olga Engl como Cósima von Bülow (1837-1930), la actriz berlinesa Amanda Ziener como Wilhelmina Planer (1809-1866), el actor y cineasta berlinés Ernst Reicher como el rey Luis II de Baviera (1845-1886) y la actriz berlinesa Miriam Horwitz como la poetisa Mathilde Wesendonck (1828-1902).
Finalmente, cabe mencionar que la versión de Richard Wagner que el amable lector está a punto de ver —con intertítulos en alemán y subtítulos en inglés— es una restauración integral (hay por ahí una versión que dura 20 minutos menos) que cuenta con la música original escrita por Giuseppe Becce, interpretada de forma simultánea a la proyección por la Deutsche Staatsphilharmonie Rheinland-Pfalz bajo la dirección de Frank Strobel.
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