William Henry Fry (1813-1964) tuvo una vida corta pero productiva; no sólo fue compositor, fue corresponsal de música, arte y política para varios periódicos estadounidenses y también dio conferencias sobre la historia de la música. Aunque la voz de la música estadounidense es un desarrollo del siglo XX, comenzando con Ives y Copland, hubo mucha música escrita por compositores del siglo anterior: George Chadwick, Horatio Parker (maestro de Ives) y John Knowles Paine. entre ellos. Fry es el más antiguo de ellos. Simpatizaba con la música francesa. Sin duda, dado su papel de crítico musical, habría escuchado muchas piezas y, como compositor, había estado abierto e influenciado por varios de sus contemporáneos, por ejemplo Berlioz y Offenbach.
La Sinfonía de Santa Claus es un solo movimiento de unos 26 minutos, es una serie de episodios vagamente construidos, una historia contada por la orquesta, utilizada aquí de manera bastante llamativa por Fry, quien fue en gran parte autodidacta. El Salvador nace con fanfarrias jubilosas, luego nos mudamos a una fiesta de Nochebuena. Entre los eventos posteriores se encuentran El Padre nuestro establecido silábicamente para cuerdas, el saxofón entona Rock-a-by baby, luego hay una tormenta de nieve (con el viajero obligatorio que se ha perdido) y, finalmente, aparece Papá Noel (látigos y cascabeles en primer plano). Está armado con regalos, llegó el día de Navidad y todo está bien en el mundo. Musicalmente, hay un llamado a la atención de los metales, un solo de trompeta (una melodía tipo Donizetti con una sugerencia del humor de Rossini), luego solos para saxofón, clarinete, contrabajo y fagot (Santa Claus). La imaginación de Fry proporciona un gran entretenimiento, sus melodías son pegadizas y su orquestación atmosférica.
Fuente: classicalsource.com
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