Tombeau, en memoria de un ser querido

Tombeau pour Mr. de Saint Colombe de Marin Marais Anne Rongy, viola da gambaNathalie Leuenberger, clavecín Marin Marais (1656-1728) se estableció como un virtuoso de […]

Por Música en México Última Modificación noviembre 3, 2019

Tombeau pour Mr. de Saint Colombe de Marin Marais

Anne Rongy, viola da gamba
Nathalie Leuenberger, clavecín

Marin Marais (1656-1728) se estableció como un virtuoso de la viola da gamba a una edad temprana, ganando la oportunidad de estudiar gamba con Monsieur de Saint Colombe y composición con Jean-Baptiste Lully.

Marais se convirtió en uno de los compositores más prolíficos del repertorio de viola da gamba. Marais abordó la composición de manera diferente a sus predecesores. En lugar de dejar la ornamentación a discreción del artista, Marais creó su propio sistema de símbolos que representan adornos específicos. Su deseo de tener un control completo sobre cada gesto surgió de sus estudios con Lully, un compositor que también era conocido por agregar instrucciones precisas de ornamentación.

En las suites del Libro II de Pieces de Violes aparece dos Tombeau (una obra que conmemora la muerte de alguien) una dedicada a Saint Colombe y otra al gran Lully. Marais planeó y formuló meticulosamente cada gesto para representar la pérdida de sus maestros. Por el sonido de algún latido final, al llanto de alguien de luto, Marais captura la esencia de nuestras emociones a través de esta obra maestra.

Tombeau pour Mr. de Lully de Marin Marais

Ensamble Vedado-Musica

Le Tombeau de Couperin de Maurice Ravel

Angela Hewitt, piano

Ravel comenzó la composición del Tombeau de Couperin en julio de 1914, en SaintJean-de-Luz, pero el desencadenamiento de la Primera Guerra Mundial perturbó su trabajo: después de varias tentativas infructuosas, logró alistarse y servir como conductor en el servicio de convoyes de automóviles. Sin embargo, logró terminar la obra entre junio y noviembre de 1917 en Lyons-la-Forêt, en casa de su madrina de guerra, la señora de Dreyfus.

El título de esta suite para piano no significa “La Tumba de Couperin”, pues en la tradición francesa un Tombeau es una pieza vocal o instrumental dedicada a la memoria de un músico famoso. El homenaje a un músico fallecido lleva también en francés, a veces, el título de Apothéose como, por ejemplo, la Apoteosis compuesta a la memoria inmortal del incomparable Señor de Lully escrita por el propio François Couperin.

Ravel precisa en su Apunte biográfico (1928): “En realidad, el homenaje se dirige menos al mismo Couperin que a la música francesa del siglo XVIII.”

Cada una de las piezas está dedicada a la memoria de un amigo muerto en combate. El Preludio, por ejemplo, está dedicado “a la memoria del teniente Jacques Charlot”, quien había realizado la transcripción para piano a cuatro manos del Minueto sobre el nombre de Haydn de Ravel; y la Toccata está dedicada a “la memoria del capitán Joseph de Marliave”, marido de la pianista Marguerite Long, quien escribiría muchos años después: “Algunos se asombraron de que una composición tan alegre tuviera una intención tan piadosa. Por cierto que no se encuentran en ella ni quejas ni ritmo fúnebre; aparte de la dulce serenidad de la fuga, sólo reina la gracia, el movimiento, y ese amor por la vida que poseían estos jóvenes”.

La suite para piano original se compone de seis piezas: I. Preludio; II. Fuga; III. Forlana; IV. Rigodón ; V. Minueto; VI. Toccata. Fue Marguerite Long quien la estrenó el 11 de abril de 1919 en la salle Gaveau de París, en el marco de un concierto de la S.M.I. (Sociedad Musical Independiente). Ravel orquestó de manera magistral Le Tombeau en 1919, conservando sólo cuatro de las piezas originales. La versión orquestal fue estrenada en París, el 28 de febrero de 1920, por la Orquesta de los Conciertos Pasdeloup bajo la dirección de Rhené-Baton.

La estructura de la suite orquestal es muy equilibrada: después del Preludio, muy rápido y fluido, la Forlana y el Minueto evocan con gran elegancia, y cierta nostalgia, las danzas cortesanas del siglo XVIII; el Rigodón cierra la obra de manera vigorosa, como si recordara que fue una danza popular antes de convertirse en danza cortesana y de aparecer en obras de Couperin, Lully o Rameau.

Orquesta Sinfónica de la Radio de Frankfurt, dirige Jaime Martín

Homenaje pour Le Tombeau de Claude Debussy de Manuel de Falla

Justyna Sobczak, guitarra

El compositor español Manuel de Falla (1876–1946) tuvo varias facetas de estilos de composición desde el nacionalista romántico español, vanguardista hasta el neoclásico, pero casi siempre manteniendo los elementos folklóricos y flamencos como sus recursos más valiosos durante toda la vida profesional.

Dos años después de la muerte de Claude Debussy en 1918, Henri Prunières, un musicólogo francés y fundador/editor de La Revue Musicale encargó a Falla y a otros 6 o 7 compositores homenajear a Debussy. Por otra parte, Miguel Llobet, el célebre guitarrista, discípulo de Tárrega y Casals, también un amigo de Falla, pedía repetidamente a Falla que compusiera algo para guitarra. Así Falla decidió matar dos pájaros de un tiro.

Falla compuso este Homenaje pour Le Tombeau de Claude Debussy durante los años que se mudaba a Granada, con la ayuda de su amigo compositor/guitarrista Ángel Barrios, tras haber vivido en Madrid y París. Barrios le buscó la casa en Granada, le introdujo a los círculos culturales granadinos, y también ayudó con la digitación porque Falla apenas sabía tocar la guitarra.

Según José Rey de la Torre, el ilustre guitarrista cubano, discípulo de Llobet, cuando la composición estaba prácticamente terminada, Falla, Llobet y los intelectuales (artistas y escritores) de Granada se reunieron en la casa de Lorca. Ahí Falla y Llobet se metieron en un cuarto pequeño y trabajaron juntos para el último refinamiento.

Una de las notables características del vanguardia es la omisión de las referencias exactas o literales, conllevando el uso frecuente de las metáforas, simbolismo y deformación.

En este tributo musical, Falla evoca la música sugestiva y sensorial de Debussy a través de las citas de los fragmentos de Soirèe dans Grenade desde Estampes (1903) y La Puerta del Vino desde Préludes Libro II (1913) . Las dos piezas están vinculadas con Granada y están basadas en habanera. Especialmente, la inspiración de la segunda provino de un postal con una imagen de la Puerta de Vino de la Alhambra que le había enviado Falla. Según Falla,  Debussy intenta evocar la calma y la luminosidad en la hora de la siesta en Granada.

Sorprendentemente, Debussy apenas conocía España, salvo su única y breve visita a San Sebastián (el norte de España). En ambas piezas, Debussy retrata bellamente la atmósfera de Granada que no ha estado nunca, utilizando su conocimiento absoluto de la música española y su brillante intuición.

Según Falla, no había ni un compás que venía prestado del folklore español en esta música, y aún así, la composición entera hasta los detalles más diminutos representa admirablemente lo que es España. El homenaje cierra con la referencia de Soirèe en Grenade de Debussy.

Fuente: Kasu Suwa, publicado en


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