Ensamble L’Arpeggiata
Veronika Skuplik, violín
Precedidos por su fama, los violinistas italianos del barroco encontraron empleadores ricos en todas las cortes europeas. Fue así como Antonio Bertali (Verona, 1605-Viena, 1669) fue contratado por el emperador Fernando II en 1624, para suceder a otro italiano en ese puesto, Giovanni Valentini. En Viena, Bertali compuso óperas, oratorios, música sacra y de cámara. De esta producción, aproximadamente la mitad se ha perdido. Algunas de sus obras supervivientes, sin embargo, están representadas en diferentes fuentes. La Chacona para violín, quizás su pieza más conocida, se transmite en al menos dos manuscritos, no sin importantes desacuerdos textuales entre ellos: el Partiturbuch Ludwig (Alemania) y la Ms. 176 del Archivo Musical Kromeříž (República Checa). En su larga historia como forma de danza, la chacona pasó de ser una danza indígena latinoamericana con una síncopa característica en el primer par de tiempos, introducida por primera vez por los españoles en el Nuevo Mundo, a un conjunto de variaciones en un contrabajo. Una línea de bajo particular y alegre se estableció como el bajo clásico italiano de chacona, después de lo cual muchos compositores (dentro y fuera de Italia) probaron suerte en la tarea de encontrar variedad dentro de este dispositivo compositivo tan constrictivo. En su extensa chacona, Bertali recurrió a modular al relativo menor y al tercer grado, ambas opciones extremadamente raras en comparación con el resto de las chaconas contemporáneas existentes.
Fuente: case.edu
Comentarios