No cabe duda de que Ernest Chausson (1855-1899) si no hubiese perdido la vida en un accidente de bicicleta a la edad de cuarenta y cuatro años, podía haberse convertido en uno de los más destacados compositores franceses de su época. Como discípulo de Jules Massenet y de César Franck, adquirió el bagaje técnico necesario para crear un número relativamente pequeño de obras, pero todas impresionantes, entre ellas el drama lírico Rey Arturo. Aparte del tan popular Poema para violín y orquesta, merecen especial mención la Sinfonía Op.20, sus poemas sinfónicos, los lieder para orquesta recogidos bajo el título de Poemas del amor y del mar, y el Cuarteto para piano, violín y cuarteto de cuerdas.
Fuente: Eckhardt van den Hoogen, El ABC de la música clásica, México, Taurus, 2011.
En términos generales, la Sinfonía en si bemol mayor, Op.20, de Ernest Chausson, es una de las pocas obras francesas de aquellos tiempos que cumple cabalmente con los designios para este género. Aun así, el penetrante cromatismo de su música, como la de muchos de sus colegas no apelaba de ninguna manera a las características de la forma sonata, basada en etapas sucesivas: estabilidad (exposición), tensión (desarrollo) y resolución (recapitulación). En su Sinfonía, Chausson se muestra más rapsódico y espontáneo, menos denso y rígido. Él resolvió utilizarla bajo el siguiente procedimiento: comenzar y terminar con el mismo tema; sugerir el tema principal del tercer movimiento en el precedente; y utilizar el tema principal del primer movimiento en el transcurso del Finale. Aunque parezca que el caos impera en esta partitura, la Sinfonía de Chausson está inflamada de hermosas melodías y de lo más bello en toda su producción. Su estreno tuvo lugar el 18 de abril de 1891 en un concierto de la Sociedad Nacional dirigida por el autor.
Fuente: José María Álvarez, en redmayor.wordpress.com
El viernes 13 de abril (20:00h) y el domingo 15 (12:15) la Orquesta Sinfónica Nacional tocará la Sinfonía en si bemol mayor de Chausson. En el mismo programa, la Obertura Trágica, de Brahms, y el Concierto para piano no. 4 de Beethoven, con Jorge Federico Osorio al piano.
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