Claude Debussy: El 25 de marzo de 2018 se cumplieron 100 años de la muerte del prolífico compositor francés (1862-1918). Aunque temáticamente se encuentra más vinculado al simbolismo, los inigualables ambientes sonoros de sus composiciones, que evocan imágenes descriptivas, estados de ánimo y sensaciones en abstracto, lo ubican como uno de los principales representantes del movimiento impresionista dentro de la música.
Por: José Antonio Palafox
Enemigo de las formas tradicionales y la rigidez academicista, Debussy hizo de la exploración tímbrica parte fundamental de sus composiciones. Además, desvinculó a la armonía de la melodía y dotó a esta última de una hasta entonces inusual libertad por medio de sencillos motivos que parecen surgir de la nada y se van entrelazando y repitiendo con pequeñas variaciones a lo largo de cada composición.
Aunado al uso de las muy peculiares sonoridades de las escalas pentatónica, octatónica y de tonos enteros, que crean atmósferas de tintes oníricos, el efecto integral de las audaces indagaciones de Debussy es la percepción de una “ausencia” de inicio y final propiamente dichos, ya que sus obras parecen surgir gradualmente de una bruma sonora imprecisa a la que vuelven de la misma ambigua manera.
Ya sea que el amable lector quiera acercarse por primera vez a la fascinante música de Claude Debussy, o que el avezado melómano simplemente desee completar su colección, Música en México le ofrece una breve selección de grabaciones que consideramos esenciales dentro de la abundante discografía del compositor.
1.- La mer / Claude Debussy / Orquesta Sinfónica de Montreal, dirige Charles Dutoit, Decca Classics
Este espléndido disco incluye cuatro de las obras más conocidas de Claude Debussy: el voluptuoso poema sinfónico Prélude à l’après-midi d’un faune, que es considerado por muchos como la piedra angular de la música moderna, los sutiles “bocetos” sinfónicos que forman La mer, el poderoso tríptico Nocturnes y el complejo ballet Jeux. Charles Dutoit hace una refinada lectura de las composiciones, enfatizando el aura de misterio y sensualidad que las envuelve. Bajo su batuta, la Orquesta Sinfónica de Montreal alcanza niveles de un virtuosismo sin igual, y la grabación es impecable.
2.- Piano works / Claude Debussy/ Pascal Rogé (piano), Decca Classics
Con un fraseo deliciosamente fluido y una elegante lectura de las partituras, Pascal Rogé es uno de los intérpretes que mejor han logrado captar la esencia de la música para piano de Debussy. La selección de obras que forman este álbum doble no podía ser más atractiva, y resulta ideal para sumergirnos en las mágicas sonoridades del impresionismo musical: las cuatro piezas de la Suite bergamasque (donde sobresale la bellísima Clair de lune), las seis piezas que forman El rincón de los niños, los dos libros de Imágenes, los dos Arabesques, las doce piezas del libro I de los Préludes (entre las que destaca La catedral sumergida), la suite Pour le piano, las breves Estampes, L’isle joyeuse y la encantadora Rêverie. Aunque las piezas no están ordenadas cronológicamente, este álbum nos brinda un excelente panorama de la evolución creativa de Debussy.
3.- Pelléas et Mélisande/ Claude Debussy / Elisabeth Söderström, George Shirley, Donald McIntyre, Yvonne Minton, el Coro y la Orquesta de la Royal Opera House, dirige Pierre Boulez, Sony Classical
Pelléas et Mélisande, la única ópera que Debussy completó, es una de sus obras más complejas e innovadoras: temáticamente, rehúye los acontecimientos más importantes de la narración y se centra en situaciones aparentemente intrascendentes que, a través de su contenido altamente simbólico, revelan lo más importante de la trama; musicalmente, se da más importancia al texto declamado que al acompañamiento orquestal, el cual no cuenta con una evolución climática y se limita a subrayar el contenido emocional de las situaciones. Aunque en el momento de su estreno, en 1902, suscitó un gran escándalo y duras críticas —como la de Richard Strauss, quien dijo: “Esto no es música. No escucho nada de música aquí”—, lo cierto es que Pelléas et Mélisande es una de las óperas más importantes del siglo XX y cuenta con grabaciones memorables, como la de Herbert von Karajan (1978) y la de Claudio Abbado (1991). Nosotros elegimos la de Pierre Boulez (1970) porque su meticulosa interpretación hace sonar a Debussy como lo que realmente es: un compositor contemporáneo que descubrió un lenguaje musical totalmente nuevo. Además, aunque no francófono, el reparto es de primerísimo nivel, y su desempeño, inmejorable. La Mélisande de Elisabeth Söderström es admirablemente pura y etérea, mientras que el timbre oscuro y misterioso de la voz de George Shirley da como resultado un Pelléas singularmente atractivo. Por su parte, el Golaud de Donald McIntyre es óptimo, y la voz firme y madura de Yvonne Minton resulta perfecta para el papel de Geneviéve. ¿Qué más se puede pedir?
4.- Cuarteto para cuerdas op. 10, Trío para piano, Dos danzas, Rêverie / Sioned Williams (arpa), Jean-Efflam Bavouzet (piano) y el Cuarteto Brodsky, Chandos
En este disco se reúnen algunas obras que nos permiten conocer la evolución estilística de Debussy. El Trío para piano es una sentimental obra de juventud compuesta cuando el músico tenía 18 años, más propia para una velada familiar que para escandalizar buenas conciencias en las salas de conciertos. Por su parte, el Cuarteto para cuerdas op. 10 —único cuarteto compuesto por Debussy— posee una estructura cíclica de melancólica sonoridad en la que ya se encuentra presente la ruptura con la rigidez armónica tradicional. En las Dos danzas, el compositor explora —con su lánguido y sensual sonido característico— las posibilidades expresivas del arpa. Completa el disco la breve Rêverie para piano, en un arreglo para cuarteto de cuerdas. Las interpretaciones del Cuarteto Brodsky y de los solistas sobresalen por su delicadeza y sensibilidad, y la calidad de la grabación es inmejorable.
5.- Images inédites, Estampes / Claude Debussy / Alain Planès (piano), Harmonia Mundi
En este álbum doble se reúnen obras tempranas (que hasta en los títulos —Nocturno, Mazurka, Vals romántico, Balada eslava— revelan la admiración del joven Debussy por maestros “de antaño” como Chopin y Tchaikovsky) y otras escritas por encargo (Morceau de concours, para una revista de música; Le petit nègre, pieza didáctica para un método de piano; un Hommage à Haydn solicitado para conmemorar los 100 años del fallecimiento del compositor austriaco) de las que Debussy renegaría años después por considerarlas convencionales y sujetas a las limitaciones de la tradición compositiva. Sin embargo, en estas 20 piezas para piano solo ya se encuentran presentes de una u otra manera su elegancia característica, un refinado tratamiento de la armonía y una discreta expresividad que solo por momentos estalla en apasionados crescendos. La interpretación de Alain Planès es sutil y serena, con lo que consigue hacer de ésta una grabación íntima y muy personal.
También te puede interesar: Sonata para flauta, viola y arpa de Claude Debussy
6.- Chansons de Bilitis, Sonata para flauta, viola y arpa, Syrinx / Claude Debussy / Ensamble Viena-Berlín y Catherine Deneuve (recitante) / Deutsche Grammophon
En 1915, Debussy inició la composición de una serie de seis sonatas de cámara para diversas combinaciones de instrumentos. Sin embargo, solo pudo concluir tres, de las que en este disco encontramos la segunda: la hipnótica Sonata para flauta, viola y arpa, una pieza “tremendamente triste” en palabras del propio compositor. Además, se incluyen Les chansons de Bilitis, un conjunto de doce piezas para recitante, dos arpas, dos flautas y celesta que busca recrear la voluptuosa atmósfera de la imaginaria Grecia antigua que sirve como marco al libro del mismo nombre escrito por Pierre Louÿs, y Syrinx, una brevísima pieza para flauta sola que debía interpretarse al final de Psyché, drama en verso escrito por Gabriel Mourey. El cuadro impresionista se completa con tres piezas de Maurice Ravel: Introducción y Allegro, la Pavana para una infanta difunta en un bello arreglo para arpa y flauta, y la Sonata para violín y violonchelo, y los integrantes del Ensamble Viena-Berlín llevan a cabo una memorable interpretación llena de melancólica sensibilidad.
7.- Música para piano a cuatro manos / Claude Debussy / Jean-Pierre Armengaud y Olivier Chauzu (piano), Naxos Records
Verdadera sorpresa para el conocedor, en este disco se incluyen rarezas compuestas y/o adaptadas para piano a cuatro manos por el propio Debussy. Empieza con una encantadora interpretación de la conocida Petite Suite, a la que siguen la versión original de la Marche écossaise sur un thème populaire, curiosa obra compuesta por encargo, y los Six épigraphes antiques, evocativa reelaboración para dos pianos de algunos temas incluidos en Les chansons de Bilitis. Pero sin duda el plato fuerte es la Première Suite d’Orchestre, cuya partitura integral para piano a cuatro manos fue apenas descubierta en el 2008. El sonido es inmejorable, y Armengaud y Chauzu consiguen imprimir a su interpretación una delicadeza pocas veces escuchada en este tipo de combinación instrumental, lo que hace de éste un álbum altamente recomendable.
8.- Le martyre de Saint Sébastien / Claude Debussy / Sylvia McNair, Ann Murray, Nathalie Stutzmann, Leslie Caron (narración) y la Orquesta y el Coro London Symphony, dirige Michael Tilson Thomas, Sony Classical
Aunque es más conocido en su arreglo como suite orquestal en cuatro movimientos, siempre vale la pena escuchar el majestuoso drama sacro Le martyre de Saint Sébastien, una de las composiciones más hermosas de Claude Debussy y su única colaboración con el poeta italiano Gabriele D’Annunzio, en su versión integral. De entre las grabaciones que existen en el mercado, la de Michael Tilson Thomas (1991) destaca por el intenso sentido de religiosidad que otorga a la partitura. Su dirección es precisa, y logra equilibrar con acierto los elementos descriptivos del texto de d’Annunzio con las figuras evocativas de la música de Debussy. Casi todo el peso de esta exquisita obra recae sobre las cuatro voces femeninas, por lo que el excepcional desempeño de las solistas —sobre todo Leslie Caron, que evita la típica declamación teatral y opta por una narración natural— hace que esta grabación sea aún más disfrutable.
También te puede interesar: Obras maestras Claude Debussy
9.- Fantasía para piano y orquesta, Rapsodia para clarinete, Rapsodia para saxofón, Danzas sacra y profana / Claude Debussy / Aldo Ciccolini (piano), Guy Dangain (clarinete), Jean-Marie Londeix (saxofón), Marie-Claire Jamet (arpa) y la Orquesta de la Radio Nacional Francesa, dirige Jean Martinon, DTS Entertainment
Jean Martinon fue uno de los directores que mejor entendió la esencia de la música de Claude Debussy, dotando sus lecturas de las partituras del compositor con un fraseo desenvuelto y dando un sutil énfasis a la textura sonora de la orquesta. Como prueba, este magnífico disco donde da cuenta de tres de las obras menos interpretadas de Debussy: la temprana Fantasía para piano y orquesta, donde las intervenciones del piano preludian las posteriores audacias impresionistas del compositor y que fue estrenada un año después de su muerte, la Rapsodia para clarinete y orquesta, originalmente escrita para clarinete y piano y luego orquestada por el propio Debussy, y la Rapsodia para saxofón y orquesta, donde explora las posibilidades tímbricas del entonces todavía novedoso instrumento y que también fue estrenada un año después de la muerte del compositor. Completa el disco una vibrante interpretación de las Dos danzas para arpa y orquesta. El sonido de la grabación es cálido, y el desempeño de la orquesta y de los solistas resulta, como era de esperarse cuando Martinon estaba a la batuta, de primerísimo nivel.
10.- The Edgar Allan Poe Operas: La chute de la maison Usher & Le diable dans le beffroi / Claude Debussy / William Dazeley, Eugene Villanueva, Virgil Hartinger, Lin Lin Fan y la Orquesta Sinfónica de Göttinger, dirige Christoph-Mathias Mueller, Pan Classics
Aunque Pelléas et Mélisande es considerada la única ópera de Debussy, lo cierto es que el compositor hizo en el género otros intentos que nunca completó: Rodrigue et Chimène, basada en Las mocedades del Cid de Guillén de Castro, y La chute de la maison Usher y Le diable dans le beffroi, basadas en los textos del mismo nombre de Edgar Allan Poe. Rodrigue et Chimène fue terminada por el compositor ruso Edison Denisov y estrenada en 1993, mientras que La chute de la maison Usher fue reconstruida en tres versiones distintas, primero por la musicóloga Carolyn Abbate (1977), luego por el compositor chileno Juan Allende-Blin (1977) y finalmente por el musicólogo Robert Orledge (2013), quien también completó Le diable dans le beffroi. Estas últimas son las que se encuentran en este disco, que podríamos llamar de contrastes radicales: por un lado, las sombrías atmósferas de La chute de la maison Usher, conseguidas por Debussy mediante un sabio entrelazamiento de las sonoridades producidas por las cuerdas, los vientos y los metales; por el otro, la luminosidad cómica de Le diable dans le beffroi, que —al haber quedado interrumpida en un estado muy inicial— tiene más de las conjeturas de Orledge que de Debussy. La conducción de Christoph-Mathias Mueller es intensa y rigurosa, y los cantantes pasan de la lobreguez de una ópera a la sátira de la otra de manera convincente, tanto musical como dramáticamente. La grabación es en vivo, pero el sonido es excelente.
Comentarios