Stella Maris Marrello, flauta | Adrián Felizia, viola | Sarah Stern, arpa
Claude Debussy fue el primer compositor en imaginar un trío que combinara las sonoridades de la flauta, la viola y el arpa. Sabemos que escogió con cuidado la alianza de estos tres instrumentos. En efecto, Debussy trata la materia sonora como el pintor a su paleta: cada instrumento aporta su color. Para obtener la atmosfera ligera y fluida que caracteriza la obra, pensó de inicio en el oboe antes que en una viola, pero su decisión definitiva permite una combinación más delicada y con tintes más sutiles.
Desde 1914, el compositor proyectó componer seis sonatas para diversas formaciones instrumentales haciendo referencia a los Concerts Royaux de François Couperin. Debilitado por la enfermedad, tuvo la fuerza para terminar solo tres. La Sonata para flauta, viola y arpa, la segunda del ciclo y la más singular, fue terminada en 1915. Las pieza se sitúan en la tradición de los músicos franceses del siglo XVIII, participa de los sentimientos nacionalistas suscitados por la primera Guerra mundial .
La sonata consta de tres movimientos y dura casi veinte minutos:
1. Pastorale (Lento, dolce rubato): sobre algunas notas desgranadas por el arpa, la flauta, prontamente reemplazada por la viola, instala el clima emblemático para toda la obra: sensualidad lírica pero “terriblemente melancólica” como el propio compositor escribió a su editor. Luego de un corto episodio central indicado vif et joyeux (vivo y alegre), los temas del inicio se repiten en un orden completamente diferente y el movimiento concluye como una pregunta no respondida.
2. Interlude (Tempo di minuetto): este movimiento de minueto inicia de nuevo con la flauta que anuncia un tema lento, lánguido y luego libremente variado. Es interrumpido por dos episodios más energéticos y termina en suspenso con una última variación ensoñadora del tema inicial.
3. Finale (Allegro moderato ma risoluto): el movimiento más energético y alegre. Arranca con una animada conversación de los tres instrumentos. Sigue una sección central marcato con apariencia de antigua canción popular francesa. Luego, un corto episodio más nostálgico que retorna el ánimo del inicio un poco más dionisiaco. Después de una llamada fugitiva del tema inicial del pastoral, algunos compases vigorosos concluyen la obra.
Fuente: www.symphozik.info
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