El Concierto para violín de Ginastera

Este concierto corresponde ya a la tercera época del compositor argentino Alberto Ginastera, en la que adoptó y desarrolló con una originalidad excepcional, algunas de […]

Por Música en México Última Modificación septiembre 28, 2016

Este concierto corresponde ya a la tercera época del compositor argentino Alberto Ginastera, en la que adoptó y desarrolló con una originalidad excepcional, algunas de las tendencias y técnicas más novedosas de su tiempo. En esta obra el concepto estructural y el uso de la orquesta que rodea al solista son muy originales: el primer movimiento, denominado Cadenza y estudios, comienza con una extensa cadenza del violín solo –que habitualmente viene muy avanzada la obra en los conciertos tradicionales-; después siguen una serie de estudios sinfónicos para el solista y además el estudio que hace el solista de las posibilidades de su instrumento, incluso con cambios de técnica de arco para cada estudio; en cada uno de éstos lo acompaña un grupo diferente de los instrumentos de las orquesta; y por supuesto, la cadenza inicial regresa, diferente, en la conclusión del movimiento. El segundo movimiento, Adagio para 22 solistas, es una pieza introvertida y concentrada, con un carácter más lírico y poético, y en el que no sólo el solista es solista, sino que los restantes instrumentos de la orquesta fungen como tales en sus intervenciones. El movimiento final, Scherzo pianissimo e Perpetuum mobile, es también, como su título indica, una primera parte que transcurre como un suspiro misterioso que va permitiendo que aparezcan sugeridos temas de los caprichos de Paganini como puente para pasar a la parte final: un moto perpetuo que es también como una coda general para todo el concierto.

Toda la obra sorprende por las exigencias que hace del solista, quien sacrifica sin duda el esplendor solista del repertorio habitual por un virtuosismo más expresivo y complejo. Todo un tour de force para el concertista y para el público que debe también exigirse un proceso de concentración e, incluso, una “actitud” diferente como oyente musical. Una oportunidad excepcional para “enfrentarse” a la complejidad de la música nueva con una obra de primer rango y con un gran violinista.

Michael Barenboim es el solista en el Concierto para violín, de Alberto Ginastera (1916-1986), el sábado 1º. (20:00h) y domingo 2 (12:00h) de octubre, OFUNAM, dirigida por Iván López Reynoso. En el mismo programa, Águila real, de Leonardo Coral; la Sinfonía en un movimiento de Carlos Jiménez Mabarak; y Némesis de A.P. Santillán. Concierto extraordinario, dentro del marco del XXXVIII Foro Internacional de Música Nueva Manuel Enríquez. Sala Nezahualcóyotl. Centro Cultural UNAM.

Fuente: Patronato y Amigos de la Ofunam.

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