Melodien para orquesta
London Sinfonietta, dirige David Atherton
Melodien fue una pieza de transición para Ligeti. Fue compuesta en 1971 por encargo de la ciudad de Nuremberg para las celebraciones del 500 aniversario del nacimiento de Alberto Durero. Ligeti estaba empezando a flexibilizar las dicotomías de las obras previas. Su “micropolifonía” hizo uso de cánones motívicos, pero de tal manera que las líneas individuales rara vez eran identificables auditivamente. Las melodías principales de Melodien son más “macro” en ese sentido: aunque las texturas todavía están rica e intrincadamente entrelazadas, emergen con fuerza líneas únicas, que a menudo unen secciones contrastantes. Melodien crece orgánicamente, pero su forma es redonda, con algo muy parecido a una recapitulación –o suma, al menos–, antes de desvanecerse con una última y espeluznante voluta de sonido.
“Traté de suavizar la densa ‘micropolifonía’ de mi lenguaje musical, para hacerlo menos severo, más transparente”, escribió Ligeti. “Básicamente, me mantuve fiel a mi estilo anterior: la forma musical se despliega como una red extendida en el tiempo que fluye continuamente, pero las voces individuales ya no se fusionan como en mi música anterior, sino que se superponen y entrelazan, puedes discernirlas individualmente. Las voces se convierten en melodías individuales, con su propio estilo característico, su propio tempo, ritmo y estructura interválica. Si escuchas la música por primera vez, parece un caos de melodías discrepantes, pero si conoces mejor la música, puedes captar las conexiones internas y el esqueleto armónico oculto de la forma”.
Fuente: John Henken para la L.A. Phil.
Clocks and Clouds para coro femenino y orquesta
El título de Clocks and Clouds hace referencia a un ensayo del filósofo anglo-austriaco Karl Popper, “Sobre relojes y nubes”. El ensayo de Popper describe dos tipos diferentes de procesos que ocurren en la naturaleza, uno que puede medirse con exactitud (“relojes”) y el otro, compuesto por sucesos indefinidos que sólo pueden describirse en una aproximación estadística (“nubes”). Según Ligeti: “Me gustó el título de Popper y despertó en mí asociaciones musicales en las que formas rítmica y armónicamente precisas se transforman gradualmente en texturas sonoras difusas y viceversa, por lo que el acontecimiento musical consiste principalmente en procesos de la disolución de los ‘relojes’ en ‘nubes’ y la condensación y materialización de las ‘nubes’ en ‘relojes’”.
Estas transformaciones no son sucesos claramente delineados de “ahora relojes” y “ahora nubes”. En cambio, a través de patrones rítmicos que cambian minuciosamente, Ligeti presenta al oyente una textura maleable mediante la cual el carácter homogéneo del material musical permite poca distinción entre un ritmo periódico claramente definido y la disolución borrosa en nubes. Ligeti también señaló en una entrevista de 1978: “Me gustaría hacer referencia a los relojes blandos y flácidos del cuadro de Dalí (La persistencia de la memoria, 1931), que tenían valor asociativo en la composición de esta pieza…”. Aquellos famosos relojes, que sugieren estar en el tiempo y al mismo tiempo no, están irónicamente sujetos a los estragos del tiempo cuando sus carcasas metálicas se convierten en cuerpos “huecos” devorados por las hormigas. En otras palabras, como ocurre con gran parte de la música de Ligeti, estamos suspendidos en una persistencia de metáforas oníricas de ilusión auditiva de múltiples capas.
El compositor también crea “relojes” y “nubes” armónicamente, pasando de armonías basadas en afinaciones estándar a aquellas basadas en intervalos no tradicionales, creando así armonías que ahora están nubladas y ahora son discretas. Debido a su capacidad para realizar estos cambios sutiles, cinco flautas forman la columna vertebral del esqueleto armónico de Clocks and Clouds. Los cinco clarinetes y el coro de mujeres de doce voces casi igualan la flexibilidad de las flautas para realizar las armonías, además de combinarlas en colores de tonos agudos (junto con los armónicos en los violonchelos y contrabajos) en texturas “fluidas”.
Por el contrario, los demás instrumentos, especialmente las dos arpas, los cuatro fagotes, las dos trompetas y las cuerdas, producen patrones rítmicos precisos. El “texto” no es semántico y el coro entona sílabas derivadas del alfabeto fonético internacional.
Fuente: Steve Lacoste es el archivero de la Asociación Filarmónica de Los Ángeles.
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