Rajmáninov: Los conciertos para piano

Sus composiciones para piano y orquesta le ganaron una posición importante entre los compositores modernos.

Por Música en México Última Modificación abril 10, 2023

Así como el virtuosismo pianístico de Serguei Rajmáninov lo ubicó entre los más grandes pianistas del siglo XX, sus composiciones para piano y orquesta le ganaron una posición importante entre los compositores modernos. Entre las obras que aseguran su reputación se encuentran los primeros cuatro conciertos para piano.

Concierto para piano no.1 en Fa menor, Op.1

Rajmáninov compuso su Primer Concierto para piano cuando tenía dieciocho años, en la lista de sus obras ocupa el Op.1. Veintiséis años más tarde, en 1917, el compositor lo sometió a una revisión drástica y esta nueva versión, que queda entre el Concierto No. 3 y el No. 4, es la que se toca desde entonces. Por lo demás, el Concierto No. 1 comparte las cualidades que, a pesar de todas las modas, mantienen la música de Rachmaninov en el repertorio: un derroche melódico que apela directamente al sentimiento unido a un despliegue de brillante virtuosismo que sigue siendo irresistible para los pianistas y el público.

Gustavo Romero, piano

Orquesta Filarmónica de la UNAM, dirige Daniel Boico

Concierto para piano No. 2 en Do menor, Op.18

Rajmáninov nació en Nishni-Novgorod en 1873. Sus años de juventud transcurrieron en Moscú, en donde estudió con Siloti y Arensky al mismo tiempo que Scriabin. En Moscú también conoció a Chaikovsky y estudió con él. En 1917, durante la Revolución, Rajmáninov abandonó Rusia para siempre y los años siguientes los pasó viajando y dando conciertos por todo el mundo, gracias a sus extraordinarias dotes como pianista. Finalmente se estableció en los Estados Unidos y tomó la nacionalidad estadounidense en el año en que murió, 1943.

La técnica de Rajmáninov, sobre todo en sus conciertos y su música para piano, proviene en línea directa del idioma establecido por Franz Liszt, pero rehúye la exuberancia y el despliegue vacuos que a menudo desvirtúan la obra de éste. A pesar de su refinamiento técnico, la música de Rachmaninov se dirige sencilla y directamente al sentimiento, y desde el siglo veinte y aún en nuestra época esto lo ha hecho sumamente popular para unos, sospechoso para otros. 

Su obra más célebre es indudablemente el Concierto No. 2 en do menor para piano y orquesta. Fue compuesto hacia 1900, inmediatamente después de que el compositor se repuso de una crisis nerviosa ocasionada por el fracaso de su Primera Sinfonía. El concierto está dedicado a Nichols Dahl, el doctor que lo trató durante su enfermedad. El estreno tuvo lugar en Moscú en octubre de 1901, con la orquesta de la Sociedad Filarmónica y con el compositor como solista.

Jorge Luis Prats, piano

Orquesta Filarmónica de la UNAM, dirige Martin Lebel

Concierto para piano No. 3 en Re menor, Op.30.

Rajmáninov compuso este concierto para la primera gira que efectuó en los Estados Unidos y fue estrenado por él en 1909 con la Orquesta Sinfónica de Nueva York, bajo la batuta de Walter Damrosch. Aunque este concierto no ha llegado a alcanzar la enorme popularidad del No. 2, muchos críticos y pianistas lo aprecian más. El mismo compositor siempre le tuvo un cariño especial a su Tercer Concierto y deploró la preferencia por el concierto anterior, al cual consideraba “incómodo” para el ejecutante.

Según los especialistas, el Tercer Concierto también es el más interesante desde el punto de vista de integración musical; existen relaciones temáticas entre los tres movimientos, y una parte del primer movimiento aparece, alterada, en el tercero. Sin embargo, este cuidado en la construcción de la obra no impide que, en el adagio central, el compositor dé plena libertad a su vena melancólica e introspectiva. 

Lukás Vondrácek, piano

Orquesta Filarmónica de la UNAM, dirige Bojan Sudjic

Concierto para piano No. 4, (1926, rev.1941)

Durante mucho tiempo, el cuarto concierto de Rajmáninov fue el menos agraciado de sus conciertos. No cuesta entender por qué es tan diferente de sus conciertos anteriores: todos fueron compuestos antes de la Gran Guerra, una catástrofe que conmocionó la autoestima cultural de Europa y que obligó a que el romanticismo, líricamente efusivo, fuera considerado no solo pasado de moda sino también estridente y repulsivo. Esto afectó a toda una generación de compositores: muchos dejaron de componer después de 1918, y otros tuvieron que adoptar un idioma nuevo, más objetivo y menos expresivo. Tras marcharse de Rusia en 1917 y afincarse en Estados Unidos al año siguiente, Rajmáninov sabía muy bien que su tipo de grandilocuencia emocional había pasado de moda, pero, tal como escribió con desesperación: ”No puedo desprenderme de la antigua forma de escribir, ni puedo adquirir la nueva”.

Por tanto, no es de extrañar que el Cuarto concierto para piano parezca recargado de paradojas e inseguridades. Tras una introducción emocionante por su originalidad, el primer movimiento concluye abruptamente, mientras que la similitud del tema del segundo movimiento con la canción infantil “Tres ratones ciegos” fue fuente de regocijo para los públicos estadounidenses.

Medio siglo después de esta grabación, no ha habido mejores manos que las de Arturo Benedetti Michelangeli, quien lo registró en su mejor momento. Nadie ha superado para esta obra la combinación que logra Michelangeli del lirismo aristocrático y la grandeza virtuosa e incendiaria. Si Rajmáninov viviera para escuchar esta grabación, seguro que las dudas que tenía sobre su creatividad se habrían esfumado.

Arturo Benedetti Michelangeli, piano

Orquesta Philharmonia, dirige Ettore Gracis 

Fuentes:

– Joaquín Gutiérrez Heras, Notas sobre notas, compilación y prólogo de Consuelo Carredano, México,  Sello Bermejo, Conaculta, 1998. 

– Nota de TLP a la grabación EMI “Great Recordings of the Century”, Rachmaninov, Piano Concerto No.4…Ravel, Piano Concerto in G., Arturo Benedetti Michelangeli, piano, Philharmonia Orchestra, Ettore Gracia, director. 1957; Matthew Rye, Luis Suñen, 1001 discos de música clásica que hay que escuchar antes de morir, Barcelona, Grijalbo, 2007.

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