La inspiración irresistible de William Shakespeare

por Ricardo Rondón William Shakespeare (1564-1616) no compuso una sola nota musical pero inspiró a grandes genios de la composición a dejar fluir sus ideas […]

Por Música en México Última Modificación abril 15, 2014

por Ricardo Rondón

William Shakespeare (1564-1616) no compuso una sola nota musical pero inspiró a grandes genios de la composición a dejar fluir sus ideas basadas en las obras de este extraordinario bardo. Podemos incluir a Verdi, Tchaikovski, Berlioz, Vaughan-Williams, Finzi, Rossini, Prokofiev, Mendelssohn, Beethoven y en nuestros tiempos más cercanos, Britten, Shostakovich, Thomas Adés. Desde óperas hasta ballets, ciclos vocales, oberturas, sinfonías, la obra de Shakespeare ha procreado algunas de las piezas maestras más distinguidas del mundo musical.

Una de las razones por las cuales Shakespeare se ha mantenido vivo por siglos es porque es un escritor con un profundo sentido de la humanidad. Como fuente de inspiración para los compositores, no hay nadie mejor para respaldar las ideas. Los compositores han sido inteligentes en aprovechar este material y los resultados han sido versátiles y fascinantes. Curiosamente dos de las obras maestras del bardo no han logrado convertirse en óperas de primer nivel, basta mencionar Hamlet de Thomas y El Rey Lear (Reimann). Ambas tienen valores que las mantienen a flote y son obras teatrales para actores, pero la ópera requiere duetos, cuartetos, interacción entre cantantes y tanto Hamlet como Lear son personajes inmensos con emociones y expresiones que pueden apabullar al resto de los actores. Hoy día la popularidad de Shakespeare sigue en el más alto nivel y tanto en los escenarios como en el cine es uno de los retos más importantes para todos los integrantes. Hemos sido afortunados en atestiguar y escuchar interpretaciones inolvidables. En el mundo de la música clásica, Shakespeare es una parte de la historia.


Para el compositor francés Hector Berlioz (1803-1869), Shakespeare fue una de las influencias más grandes de su juventud, inspirando tres obras. Romeo y Julieta, Op. 17, sinfonía dramática para solistas, coros y orquesta, obra descriptiva y sobrecogedora. La orquestación es una de las glorias de la música francesa y el compositor nos lleva de la mano por la conocida historia que culmina en la tragedia. El Scherzo de la Reina Mab es una joya que brilla tanto que se nos escapa de las manos. La música de amor es envolvedora y el gran final que canta Fray Lorenzo con los coros es capaz de levantarnos del asiento. La Obertura del Rey Lear,Op. 4 no intenta describir el drama, sus temas presentan valores dramáticos y estados de ánimo. Es música teatral y atormentada. Much Ado About Nothing (Mucho ruido y pocas nueces) originó La ópera Beatrice et Benedict (1862), de un contenido vivaz, ligero, con toques de risas y burlas y notable uso de la parodia. Nadie diría que Berlioz sufría de dolores causados por neuralgia intestinal. Esos síntomas están lejos del logro artístico. Cuando se estrenó Beatrice et Benedict, Berlioz estaba demasiado enfermo para disfrutar el gran momento del éxito. Giuseppe Verdi (1813-1901) sufrió toda su vida buscando libretos adecuados para sus óperas. En el otoño de su vida nació en él una veta creativa increíble. En mucho ayudó el libretista Arrigo Boito que, a su vez se fue a la fuente insuperable, la que lleva a las aguas de William Shakespeare El supremo dramaturgo finalmente llega a lo suyo con Otello, una tragedia y Falstaff, una comedia. Ambas son italianas y verdianas en el sentido más puro. Encierran aristocracia en su lirismo, toques humanos indiscutibles, seductores en su encanto. Finalmente el texto y la música se toman de la mano.


Peter Illich Tchaikovski (1840-1893) escribió su Obertura-fantasía para orquesta Romeo y Julieta en 1870. Es el logro más popular de un compositor que rinde tributo a Shakespeare. Sus secciones describen a los personajes principales, sus motivaciones, venganzas, celos, pleitos y, finalmente, una tragedia espantosa. El compositor siempre quiso hacer una ópera sobre el tema pero no vivió para lograr este sueño. El Dúo de amor fue escrito como parte de una serie de duetos, como simple bosquejo. Serge Taneyev orquestó y
revisó la canción original (tema de amor) después de la muerte de Tchaikovski. Hay una grabación en Melodiya de este hermoso encuentro cantado con lirismo y pasión por Sergei Lemeshev y Tatiana Lavrova. Samuel Samosud dirige a la Filarmónica de Moscú.
Ralph Vaughan-Williams (1872-1958) se inspiró en Las alegres comadres de Windsor (al igual que Verdi y Nicolai) para Sir John in Love (Sir John enamorado). Incorporó melodías basadas en el folklore inglés y les dio lirismo y emotividad a sus personajes. Los resultados son un tanto burdos y poco convincentes si los comparamos con la verdadera poesía Isabelina y la perfección de Shakespeare en los textos. Con la misma fuente pero resultados muy diferentes, Otto Nicolai (1810-1849) nos dio una deliciosa ópera que es básica dentro del repertorio alemán. Es una de las óperas románticas por excelencia y sus Alegres comadres de Windsor forman un grupo divertido y convincente. La música es verdaderamente irresistible y, por eso, guarda su popularidad a través del tiempo. Tiene gracia y fluidez, algo que Nicolai aprendió en Italia. La música de Frederick Delius (1862-1934) es un gusto adquirido. Siempre hemos encontrado una falta de fuerza y adrenalina en su música aunque los pasajes líricos pueden ser muy hermosos. A Village Romeo and Juliet (Romeo y Julieta en la aldea) pertenece a 1901 y es una composición curiosamente tranquila que quema un calor brillante en su centro. No hay un solo clímax, ningún pico emocional, ningún golpe dramático. Uno de los interludios orquestales, el Camino hacia el Paradise Garden, es el punto central de toda la obra y un respiro en una pieza que logra ser estéril por la falta de sangre en sus venas. Delius debe de haber sido un ser que estaba al margen del resto de sus congéneres pero fue capaz de momentos luminosos y este Interludio es una muestra clara de lo que era capaz.


Sergei Prokofiev (1891-1953) compuso Romeo y Julieta, un magnífico ballet para el Bolshoi llevando como Julieta a la inolvidable bailarina Galina Ulanova que, a pesar de su edad, convenció como una Julieta adolescente. La música encierra el mejor lirismo de Prokofiev al lado de momentos de gran dramatismo y fuerza conduciendo la tragedia de los amantes de Verona a uno de los finales más conmovedores que conocemos.

Benjamin Britten (1913-1976) ha sido considerado por algunos críticos ingleses como el compositor más grande de Inglaterra desde Purcell. Esto podrá sonar excesivo para los admiradores de Vaughan-Williams, Sir William Walton y otros pero, la verdad sea dicha, no hay otro compositor contemporáneo que haya gozado la candileja y atraído la admiración como Britten. Es uno de los músicos más ejecutado y grabado de nuestros tiempos. Una vez dijo un colega: “Britten no tiene más que estornudar para que sea inmediatamente publicado, ejecutado y grabado”. Capta el encanto de un mundo mágico en El sueño de una noche de verano, ópera estrenada en 1960 en Aldeburgh, Inglaterra. No imita al pasado sino que maneja un idioma que viene del impresionismo dentro de su propio estilo. El manejo de las voces y la orquesta son deliciosamente líricos y para muchos expresa ideas neo-románticas. Para cada personaje, Britten encontró el equivalente musical apropiado. El mismo tema atrajo a Felix Mendelssohn muchos años antes (1809-1847). A los 18 años escribe la Obertura para su música incidental y 17 años después recibe una comisión del Rey Federico de Prusia para componer música adicional para las representaciones de la obra de Shakespeare. El resultado nos ha legado una de las composiciones más bellas que existen en donde se expresan variedad de sentimientos. Esta música ha sido objeto de bellas coreografías.

Thomas Adés (nacido en 1971) compuso una ópera reciente y vista en México en una transmisión desde el Metropolitan Opera. Se trata de La Tempestad y nos gustó mucho. La historia de Próspero y Ariel, de los amantes que han sufrido un naufragio y personajes grotescos como Caliban están manejados magistralmente. Adés ha tenido éxito y despertado interés. Su orquestación es una maravilla de dominio de pequeñas huestes que logran un sonido grande.


Shakespeare también ha inspirado a Leonard Bernstein (1918-1990) cuyo musical para Broadway, West Side Story (Amor sin barreras), es una composición en donde la acción se lleva a barrios bajos que ocupaban una sección de Nueva York, ahora Lincoln Center. La historia es el habitual de Romeo y Julieta pero con énfasis en un racismo rampante y cruel. La música es formidable y de una confección romántica irresistible.

PD: Recomendamos estas obras sin reserva alguna, todas hacen honor al fabuloso escritor.



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