Daniel Rowland, Ian Belton, Jacqueline Thomas y Paul Cassidy en el teatro Macedonio Alcalá.
Un cuarteto británico cuyo nombre está dedicado a un violinista ruso, Adolf Brodsky. Un repertorio que sumergió a los escuchas en la diversidad sonora de los compositores mexicanos Javier Álvarez y Mario Lavista, el estadunidense George Gershwin, el argentino Osvaldo Golijov y los franceses Maurice Ravel y Claude Debussy.
El resultado: un debut excepcional del Cuarteto Brodsky en Instrumenta Oaxaca. Su concierto en el teatro Macedonio Alcalá, celebrado la noche del jueves, sintetizó la filosofía del cuarteto: entrelazar diversas épocas y estilos. Su peculiar forma de presentar los conciertos, con comentarios certeros, no desprovistos de humor, los ha hecho merecedores de un premio de la Royal Philharmonic Society de Londres, amén de los galardone discográficos Diapason D’Or y Choc du Monde de la Musique por sus grabaciones de los cuartetos de Benjamin Britten, Ludwig van Beethoven y Leos Janacek.
El grupo integrado por Daniel Rowland en el primer violín, Ian Belton en el segundo, Paul Cassidy en la viola y Jacqueline Thomas en el violonchelo, despliega gran actividad en Instrumenta Oaxaca. Además de otro concierto, celebrado ayer en el
Templo de Santa María de la Asunción Tlacolula, en el que compartieron el escenario con el organista Joel Vasquez, con grupos de alumnos interpretarán todos los cuartetos de cuerdas de Dmitri Shostakóvich.
A pesar de que los músicos del grupo formado en 1972 venían cansados de un largo viaje, su primer concierto resultó maravilloso. En entrevista, Paul Cassidy explica que las condiciones estaban dadas: “Entrar a una sala como el teatro Macedonio Alcalá es muy inspirador. Además había un buen público y música hermosa. Así que las cosas tenían que salir bien”, dice con una sonrisa cálida.
Su trabajo, además de tocar la viola, es decidir un repertorio “que funcione bien, buscando siempre piezas interesantes. Por ejemplo, las obras de Mario Lavista y Javier Álvarez son hermosas y van muy bien juntas, lo mismo que el resto de la música que tocamos. Todo es cosa de experiencia”.
El grupo aborda diferentes épocas, ¿por qué?
Nunca nos hemos especializado. La música para orquesta, piano y cuarteto de cuerdas es la que tiene el mayor repertorio, así que ¿para qué limitar nuestras posibilidades especializándonos en una época? Tocamos lo que nos gusta: es importante que te guste la música que decides tocar.
¿Así comenzó el cuarteto?
Sí, desde el principio. Cuando grabamos todos los cuartetos de Shostakóvich en 1989, que fue la primera grabación en cd y fue muy bien recibida por los críticos y el público, podríamos habernos enfocado en Shostakóvich pero no lo hicimos. ¡Hubiera sido limitante y queríamos disfrutar la vida!
Su discografía es muy amplia. ¿En qué trabajan actualmente?
De Brahms acabamos de grabar los cuartetos y los quintetos (hicimos el quinteto de clarinete con Michael Collins). El año que entra haremos el quinteto de piano y otras obras. También acabamos de grabar todos los cuartetos de Andrzej Panufnik y, en la primavera, saldrá una caja con todos los cuartetos de Alexander Zemlinsky. Es sorprendente que sigamos haciendo discos, pero la compañía Chandos nos apoya mucho y grabamos mucho con ellos.
¿Cómo alentar a los jóvenes a seguir tocando en estos tiempos difíciles para la música más creativa?
Nunca ha sido tan fácil, sobre todo si se trata de cuartetos de cuerdas. Si quieres hacer dinero, no te unas a un cuarteto de cuerdas —ríe–, debes tener otros alicientes. La música es una vocación, tienes que ser devoto de ella. Para mí no había otra cosa más que el cuarteto de cuerdas, eso quería hacer y perseveré hasta que logré lo que quería.
Viaje personal y musical
En sus clases, Brodsky Quartet prepara arduamente a los alumnos para presentar los 15 cuartetos de Dmitri Shostakóvich. Paul Cassidy indica que están trabajando con cuatro cuartetos de estudiantes. “Los cuartetos número 11, 12, 13 y 14 fueron escritos para los integrantes del Cuarteto Beethoven, así que yo tocaré la viola con tres estudiantes en el 13, Jacqueline va en el 14 con otros alumnos, Ian en el 11 y Daniel en el 12. Trabajar con alumnos es maravilloso, inspirador, te hace aprender mucho”.
Lo que es único de este ciclo académico, agrega el violista, es que en realidad se trata de “un viaje personal y musical. Después de la Sinfonía Número 14, Shostakóvich se dio cuenta de que no podía expresarse abiertamente porque el régimen de Stalin podría asesinarlo. Estaba aterrado y tuvo que encontrar un medio de expresarse, así que lo hizo a través del cuarteto de cuerdas. Esta música contiene todas sus ideas personales, como si fueran diarios”.
El Brodsky Quartet se presentará el viernes 21 en la Sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario, y el jueves 27 estará en el Festival Internacional de Música de Morelia Miguel Bernal Jiménez.
Fuente: Xavier Quirarte, en Milenio
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