El único cello construido por los dos más grandes lauderos de la historia, Nicolo Amati y Antonio Stradivari, fue adquirido por una cifra no revelada por el empresario mexicano Rodrigo Sebastián González, con un socio estadounidense, a través de la casa de subastas neoyorquina Tarisio. Su anterior propietario fue el compositor Philip Glass quien decidió ponerlo a la venta.
Amati lo construyó en 1620 como viola de gamba y luego fue convertido a cello por Stradivari. Se presume que por más de 100 años fue el cello del Vaticano porque posee el sello papal y ornamentos religiosos. Glass, quien compuso las piezas de su álbum “Canciones y poemas” para el instrumento, dirigió una carta a los nuevos propietarios: “El Strad del vaticano me inspiró a componer varias obras importantes para cello solo, fueron interpretadas con el instrumento en conciertos alrededor del mundo. Deseo que sus futuros propietarios comisionen nuevas obras que contribuyan a aumentar la literatura para cello”.
González anticipa que cumplirán el deseo de Glass y que comisionarán nuevas piezas para el cello, el cual es resguardado en la bóveda de la Academia de Arte de Florencia, de la cual es fundador y tiene sede en la Ciudad de México.
Fuente: Erika P. Bucio, en Reforma
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