Cuando Niccolò Paganini (1782-1840) estrenó su Concierto para violín No. 1 en 1817, ya había dejado boquiabiertos a los más exigentes melómanos con la endiablada técnica de sus 24 Caprichos para violín solo. Las alucinantes partes solistas de su Concierto para violín No. 1 solo sirvieron para corroborar lo que todo el mundo sospechaba: que el compositor y violinista había vendido su alma al diablo.
Niccolò Paganini: Concierto para violín No. 1 / Shlomo Mintz (violín) y la Orquesta Sinfónica de Limburg, dirige Yoel Levi
https://www.youtube.com/watch?v=joWi96pvkH8
Nueve años después, en 1826, Paganini estrenó su Concierto para violín No. 2. Para sorpresa del público, en esta ocasión el compositor hizo a un lado toda la parafernalia del instrumento solista para concentrarse en un cristalino estilo melódico de delicada belleza. A este concierto se le suele llamar “La campanella” porque la partitura de Paganini indica que, en el último movimiento, se debe tocar una campanilla cuyo sonido el violín solista debe intentar imitar.
Niccolò Paganini: Concierto para violín No. 2, “La campanella” / Nancy Zhou (violín) y la Orquesta Sinfónica de la Radio Finlandesa, dirige Sakari Oramo
Aunque no se estrenó sino hasta 1828, en Viena, fue a finales de 1826 que Paganini completó el que sería su Concierto para violín No. 3. En esta obra el compositor equilibra de sabia manera una estructura compositiva propia de clasicismo tardío con la inconfundible atmósfera del todavía incipiente movimiento romántico. El instrumento solista, como era de esperarse, despliega los más asombrosos recursos para impregnar toda la obra de una gracias juguetona, pero también de momentos de intenso dramatismo.
Niccolò Paganini: Concierto para violín No. 3 / Henryk Szeryng (violín) y la Orquesta Filarmónica Checa, dirige Jan Krenz
https://www.youtube.com/watch?v=MBHFPTivgCs
Paganini compuso su Concierto para violín No. 4 en 1830, durante una gira en Alemania, y lo estrenó en París el año siguiente. Sin embargo, esta vez la crítica no fue tan buena como podría esperarse. Incluso el influyente compositor alemán Louis Spohr opinó que se trataba de “una mezcolanza de genio, niñería y falta de buen gusto”. Como resultado, Paganini ocultó celosamente su partitura y no volvió a interpretarlo jamás. Fue hasta 1954 que se recuperó la partitura completa y el Concierto para violín No. 4 volvió a estrenarse, nuevamente en París, con Arthur Grumiaux en el violín.
Niccolò Paganini: Concierto para violín No. 4 / Ruggiero Ricci (violín) y la Orchestra Sinfonica Nazionale della RAI di Torino, dirige Piero Bellugi
Paganini empezó la composición de su Concierto para violín No. 5 en algún momento después de 1830… y eso es todo lo que se sabe sobre esta obra, ya que de puño y letra del compositor solo existen la partitura completa para el instrumento solista y unos cuantos bocetos para algunos de los instrumentos acompañantes. De la orquestación original nadie podría asegurar si nunca se llegó a escribir o si se encuentra extraviada. Lo único cierto es que fue hasta 1958 que el compositor y musicólogo Frederico Mompellio (1908-1989) reconstruyó la orquestación, y que el Concierto para violín No. 5 de Paganini fue estrenado de manera póstuma en la Accademia Musicale Chigiana, con Franco Gulli en el violín.
Niccòlo Paganini: Concierto para violín No. 5 / Sergei Krylov (violín) y la Orquesta de Cámara “Los solistas de Moscú”, dirige Yuri Bashmet
https://www.youtube.com/watch?v=yBovxbHL7WA
En 1815, dos años antes de escribir su primer concierto para violín, Paganini ya había bocetado una apabullante obra que seguía los cánones establecidos en la época para lo que era propiamente un concierto. Sin embargo, por alguna razón el compositor no trabajó más en esta composición, que permaneció durante años como una especie de “pieza de concierto” para violín y guitarra. Finalmente, animado por la hazaña que había logrado al reconstruir el Concierto No. 5, Frederico Mompellio se dio a la tarea de convertir las partes de guitarra en una orquestación hecha y derecha para que esta pieza tuviese la adecuada estructura que, al parecer, debió tener desde un principio. El resultado fue el estreno póstumo, en 1973, del Concierto para violín No. 6 (a veces también conocido como el No. 0, por haber sido compuesto con anterioridad al No. 1) de Paganini, una obra que nos devuelve —como en un círculo perfecto— a los apasionados arranques de endiablado virtuosismo y acrobacias técnicas del solista que dejan boquiabierto al escucha y lo hacen convencerse de una vez por todas de que, en efecto, Niccolò Paganini había vendido su alma al diablo.
Niccolò Paganini: Concierto para violín No. 6 / Alexandre Dubach (violín) y la Orquesta Filarmónica de Monte Carlo, dirige Lawrence Foster
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