El 31 de octubre de 1986, el gobierno de Tlaxcala adoptó como oficial el Himno a Tlaxcala, cuya música y letra fueron escritas por el poeta, declamador, cantante y compositor Carlos Cea y Díaz, nacido en la Ciudad de México. Gracias a la creación de esta obra, el gobierno del estado distinguió al maestro Cea otorgándole la ciudadanía tlaxcalteca y nombrando una calle en su honor.
Como poeta, Carlos Cea y Díaz fue nominado candidato al Premio Nacional de Literatura en 1985. Como músico, es fundador, director, arreglista e integrante del Cuarteto Arpegio, que se presentó en diversos programas de la XEW, la XEQ y Televisa, acompañando a personalidades como Consuelo Velázquez y Agustín Lara. También se desempeña como maestro de canto, experto en corrección de la técnica de emisión vocal.
Cabe señalar que el Matlalcuéyetl (Falda azul, en náhuatl) que se menciona en el coro es el volcán también conocido como La Malinche, el cual forma parte del Eje Volcánico Transversal y se localiza entre Tlaxcala y Puebla. por supuesto, el joven Xicoténcatl y el indomable Tlahuicole de los que se habla en la segunda estrofa son Xicoténcatl Axayacatzin (1484-1521), guerrero tlaxcalteca hijo de Xicoténcatl el Viejo, tlatoani de Tizatlán, que hizo frente a las huestes de Hernán Cortés durante las incursiones de los españoles en la provincia de Tlaxcallan en septiembre de 1519, y Tlahuicole (1497-1517 o 1518), guerrero tlaxcalteca otomí que destacó en las guerras floridas contra los aztecas por su valor, lo cual hizo que —tras ser capturado en uno de esos combates— Moctezuma Xocoyotzin, huey tlatoani del Imperio mexica, lo nombrara jefe provisional de uno de sus ejércitos. Tras ver su brillante desempeño al frente de las huestes aztecas, Moctezuma ofreció a Tlahuicole convertirse en general definitivo de sus milicias o la libertad para regresar a su tierra. Sin embargo, el guerrero sabía que si aceptaba lo primero estaría traicionando a los tlaxcaltecas, y si aceptaba lo segundo volvería a casa deshonrado, así que prefirió morir luchando atado al temalácatl (un disco de piedra con un asa en el centro, donde se amarraba de la cintura al prisionero para que peleara en un combate ritual contra varios guerreros hasta caer vencido y ser sacrificado a Huitzilopochtli).
Himno a Tlaxcala
Coro
Como el sol que corona el Matlalcuéyetl
Con un halo de luz casi divino,
Es Tlaxcala el futuro esplendoroso
Que te forja invencible nuestra fe.
Tu pasado de gestas prodigiosas
Que ilumina imponente tu destino
Es la fuerza que impulsa vigorosa
El anhelo creador de nuestro ser.
Estrofa I
Las indígenas tribus te fundaron
Y su raza en la nuestra se volcó,
Y fue el choque brutal con el hispano
El crisol que tu espíritu forjó.
Fuiste cuna sin par del mestizaje
Que en la patria naciente floreció,
¡Tú fundiste el acero y el plumaje!
¡Fuiste tú la raíz de la nación!
Coro
Como el sol que corona el Matlalcuéyetl
Con un halo de luz casi divino,
Es Tlaxcala el futuro esplendoroso
Que te forja invencible nuestra fe.
Tu pasado de gestas prodigiosas
Que ilumina imponente tu destino
Es la fuerza que impulsa vigorosa
El anhelo creador de nuestro ser.
Estrofa II
Hoy las armas que esgrimen nuestra lucha
Son las armas de paz y de amistad,
Del esfuerzo fecundo que florece
En el logro de pan con dignidad.
Y el arrojo del joven Xicoténcatl
Y la fuerza indomable en Tlahuicole
Son la herencia que alienta en nuestra raza,
Nuestro heroico afán de libertad.
Coro
Como el sol que corona el Matlalcuéyetl
Con un halo de luz casi divino,
Es Tlaxcala el futuro esplendoroso
Que te forja invencible nuestra fe.
Tu pasado de gestas prodigiosas
Que ilumina imponente tu destino
Es la fuerza que impulsa vigorosa
El anhelo creador de nuestro ser.
Estrofa III
¡Sea en su gloria, guerreros tlaxcaltecas,
Nuestro esfuerzo y trabajo, y nuestra fe!
Comentarios