Este año se conmemoran 150 años del natalicio del compositor, en Santa Cruz de Galeana, hoy de Juventino Rosas, Guanajuato. A los siete años se trasladó con su familia a la ciudad de México y juntos, Juventino, sus dos hermanos y su padre formaron un conjunto musical callejero. El padre, Jesús, tocaba el arpa; Manuel, la guitarra; Juventino, el violín, y Patrocinio era el cantante, todos ellos especializados en los sones del Bajío.
Luego Juventino se hizo sacristán y violinista de la iglesia de San Sebastián; pudo asistir entonces al Conservatorio. En 1883 acompañó a la célebre soprano Ángela Peralta durante la gira trágica en la que, enfermos de cólera, murieron la gran cantante y algunos acompañantes.
Desde niño compuso piezas de salón: danzas, chotis y valses que se hicieron populares en América y Europa pero ninguna tan conocida en el mundo entero como su famoso vals Sobre las olas. Escribió también para piano, Carmen; Ensueño seductor; Lazos de amor; Ojos negros; La cantinera, Último adiós; Lejos de ti; Amelia, y muchas más.
Ricardo Miranda, musicólogo eminente, escribe que “Sobre las olas es, precisamente, el vals emblemático de nuestro país. Aunque sólo escribió música de baile, Rosas gozó de gran popularidad gracias a sus piezas sencillas, contagiosas, de inmediata emoción melódica y clara propuesta rítmica”.
Carlos Monsiváis señala que “si Rosas es la leyenda que afirma la alianza de talento frecuente y autodestrucción, el culto a la armonía confirma la estabilidad social. El grupo de Ricardo Castro, Felipe Villanueva y Gustavo Campa se opone victoriosamente al italianismo y, a modo de recompensa, los compositores instauran la leyenda sórdida y dorada de la bohemia, y lo hacen con el aporte de existencias trágicas, de frenesí alcohólico (Rosas y Macedonio Alcalá) y muertes prematuras (Rosas fallecido a los 26 años, Villanueva a los 31), todo en sesiones sin horario, atenidas a la inspiración. Los compositores son egresados del Conservatorio Nacional de Música, del trabajo en las orquestas, de clases particulares, de la mezcla de autodidactismo y precocidad”.
Contratado por una compañía italo-mexicana para actuar en Cuba, Rosas se sintió enfermo a bordo del barco en que viajaba, y fue desembarcado en un pueblo situado sobre la costa del Caribe; allí murió en la quinta de salud Nuestra Señora del Rosario, a los 26 años.
Fuentes: Gabriel Pareyón, Diccionario de Música en México, Guadalajara, Secretaría del Gobierno de Jalisco/Conaculta, 1995.
Carlos Monsiváis, “Yo soy un humilde cancionero”, en La música en México, panorama del siglo XX, Aurelio Tello, coordinador, México, FCE/Conaculta, 2010.
Ricardo Miranda, “Identidad y cultura musical en el siglo XIX”, en La música en los siglos XIX y XX, Ricardo Miranda y Aurelio Tello coordinadores, México, Conaculta, 2013.
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