La trova yucateca: influencias

La cercanía de la isla de Cuba con la península ocasionó una estrecha relación y un juego de influencias de ida y vuelta

Por Música en México Última Modificación junio 6, 2022

La cercanía de la isla de Cuba con la península ocasionó una estrecha relación y un juego de influencias de ida y vuelta que determinó no pocas de las formas y ritmos preferidos por los cancioneros y guitarristas de Yucatán. De La Habana llegaban con frecuencia compañías de revista “bufo-cubanas”, que traían en su repertorio danzones, guarachas, puntos cubanos, puntos guajiros y rumbas; también llegaron músicos cubanos que, deslumbrados por la buena acogida, terminaron por radicar en Mérida, ampliando y profundizando la impronta antillana. Ramón Gasque, llegado en 1843, inicia una migración continúa que culminó con la llegada del negro Benito Peñalver en 1890 y Cayetano de las Cuevas Balán en 1893.

Peñalver imprimía las canciones de moda en hojas sueltas, enseñando de viva voz la tonada y además la hacía de solicitado trovador de serenatas. Gracias a estas influencias, sextetos y quintetos de inspiración cubana predominaron en las serenatas de esa época. Por otra parte, el danzón llegó a Yucatán a fines de los ochocientos, y entre 1895 y 1905 era frecuente su ejecución en bailes y celebraciones. La estrecha relación entre músicos cubanos y yucatecos se prestó ganó a no pocas confusiones y expropiaciones:La canción Ansias locas del cubano Eusebio Delfín (1893), fue considerada por mucho tiempo como una canción yucateca. Canciones de Sindo Garay (1866) como Guarina y La tarde, formaban parte del repertorio habitual de los cancioneros yucatecos.

A decir de Emilio Padrón López, esta primera época de la canción yucateca, que abarca desde fines del siglo XIX hasta principios del XX, podría considerarse una etapa aristócrata, toda vez que la mayor parte de sus autores creaban sus producciones para ser cantadas en las fiestas de las familias ricas de Mérida.Los trovadores Cirilo Baqueiro, Fermín Pastrana, Olegario Vázquez y Francisco Sousa pertenecen a esa etapa.

Uno de los primeros compositores de guaracha yucatecas fue el legendario Cirilo Baqueiro (1849-1910), mejor conocido como “Chan Cil”. Sus canciones iniciaron la primera gran época de la creación trovadoresca yucateca. Aunque nacido en Campeche pasó toda su vida en Yucatán, en donde gozó de una popularidad enorme. Su habilidad como ejecutante de violín y guitarra, así como su magnífica voz, lo hicieron imprescindible en las fiestas y serenatas. Aún se recuerdan anécdotas de su vida bohemia que ponen de relieve ciertas identificaciones ingenuas de los primeros cancioneros, como aquella que lo hacía recorrer las calles meridanas dando serenatas a las jóvenes, junto con el dramaturgo y poeta José Peón Contreras (1843-1907), disfrazado de trovador medieval. Sin embargo, más que en su amplísimo anecdotario, la verdadera importancia de Chan Cil reside en sus propias creaciones que sentaron las bases y el estilo de la canción yucateca original.

Fruto de su colaboración con Peón Contreras fue la canción Despedida, que llegó a ser popular en los estados de Colima y Jalisco:

Despierta: luz de mis ojos 
que aquí está tu trovador 
que se viene a despedir niña que te guarde Dios

Así como En el abismo, vívido ejemplo del romanticismo local que no le enseñaba las poéticas influencias del español Gutierre de Cetina ni las irregularidades métricas:

En el abismo de tus negros ojos, 
nacieron una noche mis pesares, 
pero esos son mis penas negras 
y tan grandes. 

Ojos que así me miráis
y que traspasáis el alma 
robando impíos la calma 
del corazón que burláis.

Cirilo Baqueiro fue también un precursor por la índole poética de las letras seleccionadas para sus canciones; su culteranismo lo llevó a musicar poesías de toda gama de romanticismos, desde el dramático Un sueño del mexicano Manuel M. Flores, hasta las sentimentales Campanillas de tu balcón del español Gustavo Adolfo Bécquer, sin descuidar la creación propia que no desdeñaba comparar, al ritmo alegre de la guaracha, típicas mestizas un champán francés:

Cuándo la aurora vierte 
su fúlgido raudal 
empieza por las calles 
la gente de transitar, 
más blanca que la espuma 
que hierve en el champán 
alegre la mestiza 
hasta el mercado va.

A partir de la obra de Chan Cil, la canción yucateca no prescindirá jamás de la letra poética escrita ex profeso por algún poeta local, o apropiada de las colecciones de poesía latinoamericana que desde siempre circularon ampliamente en la península.

Fuente: Moreno Rivas, Yolanda. Historia de la música popular mexicana, Alianza Editorial Mexicana, 1979.

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