Leonardo Velázquez estudió composición en el Conservatorio de Los Ángeles, California, para después afinar su manejo de técnicas contemporáneas de composición con Jiménez Mabarak. Velásquez exhibió desde sus primeras obras una afinidad hacia la escena. Esto le permitió la afinación y pronta maduración del oficio con la creación de numerosas partituras de música incidental para teatro. Particularmente en el caso de la música para el filme El brazo fuerte, Velázquez (1959) observa con ironía los lugares comunes del nacionalismo, especialmente en los pasajes donde la influencia de Blas Galindo se transmuta en un tratamiento jocoso, al estilo de Kurt Weill o Prokofiev del tema mexicanista.
El Divertimento (1958), del mismo autor ofrece una colorida orquestación, el uso de motivos claros y reconocibles apoyándose en el juego innovador de estructuras tradicionales como el pasacalle y un excelente manejo orquestal cuyo sustrato se sitúa en Prokofiev o Dukas; es importante resaltarlo como muestra de un enfoque con posicional más flexible en la música mexicana.
Velázquez aparece en el ámbito musical en 1975 con una serie de Bagatelas para piano que lo muestran bajo su mejor ángulo al delinear un estilo del cual se desprenden precisión, claridad y emotividad. Algunas de estas bagatelas recuerdan la fina concentración de material de los Cuadernos de Anna Libera de Luigi Dallapiccola (1904- 1975), en tanto que otras hacen gala de gracia y ligereza. Su Cuarteto para instrumentos de arco (1980), obra de textura contrapuntística y técnica serial tiene un primer movimiento que se desarrolla en forma de variaciones; le siguen un Larghetto dentro del ambiente emotivo propio del serialismo y una fuga, también sobre una serie dodecafónica, que es un magnífico ejemplo de musicalidad disciplinada.
Una serie de partituras escritas con posterioridad se distinguen por su buena factura y la afirmación de un estilo personal independiente de las modas en la composición. En la sinfonía Antares (1983), atractiva partitura inspirada en el espectáculo celeste de una noche estrellada, utiliza nuevamente la variación motívica como recurso de crecimiento, llegando a un verdadero virtuosismo en las transformaciones temáticas, variando constantemente sus texturas orquestales, carácter y ambiente.
Fuente: Moreno Rivas, Yolanda. La composición en Mexico en el Siglo XX. México D.F.: Lecturas mexicanas, 1996.
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