El acordeón, entre lo clásico y popular

En la primera mitad del siglo XIX, nació en Europa el acordeón, un instrumento que se hizo popular gracias a su potencia y riqueza armónica.

acordeon
Por antonio Última Modificación junio 10, 2021

Un instrumento fuera de lo común

En la primera mitad del siglo XIX, nació en Europa el acordeón, un instrumento fuera de lo común que se hizo popular gracias a su potencia y riqueza armónica.

Es un instrumento de viento formado por un fuelle cuyos dos extremos se cierran por sendas cajas, especie de estuches, en los que juegan cierto número de llaves o teclas que permiten seleccionar los sonidos.

Dos ciudades comparten el origen del acordeón

Al igual que muchos otros instrumentos musicales, el acordeón puede reivindicar varios creadores y al menos dos lugares de nacimiento. Hizo su aparición en la primera mitad del siglo XIX en Londres y en Viena. Por lo demás, el poeta y cantante francés, Leo Ferré (1916-1993) habla de él maravillosamente bien:

“El piano del pobre,
se cuelga del cuello.
La canción pegajosa.
A Toscanini le da igual.
Pero él es generoso y le corresponde.
Es ecléctico, sonata o java,
Concierto polca.
Le gusta la música”.


Leo Ferré, Le piano du pauvre, 1954


Una de sus variedades es el bandoneón, tiene forma hexagonal y escala cromática, muy popular en Argentina.

Instrumento clásico con arraigo popular

El acordeón tiene su lugar en el panteón de los instrumentos clásicos, aunque su historia sea múltiple y esté íntimamente relacionada con los bailes populares.

Pero muchos se olvidan de la Suite No. 2, opus 53, de Chaikovski (1840-1893) escrita para orquesta y cuatro acordeones, o de los conciertos de los compositores franceses Jean Wiener (1896-1982) y Jean Francaix (1912-1992) y el estadounidense Roy Harris (1947). A pesar de todo, el acordeón sigue siendo popular en el mal sentido de la palabra. ¡Varios diccionarios de instrumentos musicales no lo incluyen!

Hubo que esperar al siglo XXI (2002) para que se dieran clases de acordeón en el Conservatorio Nacional Superior de Música de París. Pero aún queda mucho por hacer, como constata Bruno Maurice, profesor y acordeonista:

Todavía hoy, el especialista no se atreve a nombrar el acordeón por su nombre. Por miedo a resucitar una connotación demasiado popular y campesina, por eufemismo se habla del acordeón de concierto, del acordeón clásico o mejor aún del bayan.

Con excepción de piano con tirantes, todas las demás denominaciones despectivas han ido cayendo en desuso, lo cual podría ser una señal de que se ha producido un cambio real de estatus y de consideración.

Richard Galliano (1950), que graba para el prestigioso sello Deutsche Grammophon, ha hecho mucho para la imagen del instrumento, no dudando en interpretar un gran repertorio:

Un día tuve la impresión de que Bach había escrito para el acordeón. ¡Su música se adapta tan perfectamente a los dedo

Fuente: Thierry Geffrotin, La música clásica en 100 palabras, Barcelona, Paidós, 2013

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