Instrumento de cuerda punteada, de origen muy antiguo. Desde el siglo VIII se halla demostrada su existencia como arpa de marco en su chata forma románica, y desde el siglo XIV en su esbelta forma gótica; era una especialidad irlandesa-inglesa (cythara anglica que se ha conservado hasta la fecha en el escudo irlandés). La versión moderna (arpa de doble acción, de principios del siglo XIX) tiene una tesitura desde el Sí bajo la clave de Fa en 4ª hasta casi 7 octavas hacia el agudo. Las cuerdas del arpa son modificadas por el uso de siete pedales. Fue muy utilizada en la orquesta del siglo XVII pero cayó en desuso en conjuntos (no así como un instrumento favorito de salón) hasta que los grandes orquestadores como Berlioz, Wagner, Strauss, Mahler, Elgar, etc., hicieron uso muy eficaz de ella. Se utiliza menos pero destacadamente en composiciones de música de cámara (Debussy, Ravel), solos y para acompañamiento de voces. Se han escrito varias obras importantes para arpa solista que se programan frecuentemente, entre otros: el Concierto para arpa de Handel (1685-1759) Concierto para arpa de Francois Adrien Boieldieu (1775-1834), Pieza de concierto, de Saint-Saens (1835-1921), Concierto de Reinhold Gliere, autor ruso (1875-1956); Concertino para arpa de la francesa Germaine Tailleferre (1892-1983); Concierto para arpa de Darius Milhaud (1892-1974); Introducción y allegro para arpa y cuarteto de cuerdas de Ravel (1875-1937) y el Concierto para arpa del argentino Alberto Ginastera (1916-1983).
Fuentes: Atlas de música 1, Madrid, Alianza Tres, 1982; Arthur Jacobs, Diccionario de la música, Buenos Aires, Editorial Víctor Lerú, 1958.
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