Nombre que a veces se da a una pieza instrumental corta sin características musicales específicas pero que despliega algún tipo de novedad; en el siglo XX el término se aplicó en ocasiones a obras de naturaleza contrapuntística (como las de Martinu° y Blacher). La palabra aparece en el título del primer libro de madrigales (1555) de Janequin y también figuró en varias obras italianas de los
siglos XVII y XVIII.
- S. Bach utilizó el término para una serie de 15 piezas cortas para teclado cortas en dos partes en su Clavier-Büchlein, escrito para su hijo Wilhelm Friedemann (1720). Las 15 piezas en tres partes en el mismo libro se conocen ahora como “invenciones a tres voces”, aunque Bach mismo las llamaba ya fuera “sinfonías” o “fantasías”. En un prefacio añadido posteriormente (1723), Bach afirma que las invenciones instruyen en “aprender a tocar diferenciadamente a dos voces… y además, no sólo en conseguir buenas ideas originales [inventiones], sino además desarrollarlas satisfactoriamente y sobre todo adquirir un estilo cantabile de tocar y al mismo tiempo obtener una prueba contundente de lo que es componer”. Todas las invenciones son altamente contrapuntísticas y la mayoría tiene texturas imitativas que desarrollan un motivo melódico corto.
Fuente: Latham, Alison. Diccionario enciclopédico de la música. Fondo de Cultura Económica, 2008.
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