En 2007, durante el renombrado Festival de Verbier, el violinista Joshua Bell unió su talento con Anoushka Shankar, hija del célebre sitarista hindú Ravi Shankar, para ofrecer a la audiencia una velada inolvidable. Los resultados de este encuentro fueron fascinantes. Bell revoloteaba sobre las escalas musicales y flexionaba sus notas para responder al fraseo de Shankar. El lenguaje del violín tradicional hindú es un mundo alejado de la música clásica occidental en cuanto a escalas, ritmos y estructuras, así como el marcado énfasis en la improvisación. En comparación con los grandes violinistas hindús, quizá Bell no toque como un nativo. Pero al escuchar ver y escuchar este video, podemos apreciar el diálogo comprometido con su interlocutora, como un verdadero músico de Cámara.
Por supuesto Bell siempre suena como él, así como los grandes intérpretes invariablemente suenan como ellos mismos, sin importar el estilo que aborden. Pero, ¿eso qué importa? Para hacer una metáfora lingüística, incluso alguien que habla con fluidez un idioma extranjero tendrá siempre un acento en ese idioma, sin importar qué tan bueno sea. Hay ciertos hábitos arraigados en los músicos clásicos que son comunes en la mayoría de estas actuaciones –una atención al lirismo, belleza de línea, frases de ocho compases y una dependencia de las notas escritas– que los distinguen de sus colegas no clásicos. Sin embargo, estos proyectos están basados en un intercambio de conocimiento colectivo musical, algo compartido en las fronteras entre estilos, que permite a los músicos descubrir nuevas posibilidades en su ejecución. Ojalá que durante mucho tiempo esta tendencia continúe.
Fuente: Sinfini Music
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