Mezzosoprano: KATHARINA GUGLHÖR
Barítono: JOHANNES HILL
Organo: PETER KOFLER
Coro de Ruhr
Dirige: FLORIAN HELGATH
En mayo de 1941, en un intento de ganar el favor del público, el gobierno colaboracionista de Vichy ofreció generosos encargos a un número de destacados compositores franceses. Duruflé aceptó el encargo de componer un poema sinfónico pero, como fue el caso a lo largo de su vida, la habitual desconfianza en sí mismo y un perfeccionismo casi debilitante le hicieron progresar muy lentamente. Finalmente, la idea de un poema sinfónico fue abandonada, y se dedicó a escribir una Misa de Réquiem. Todavía estaba trabajando en ello en 1944 cuando el régimen se derrumbó, y no fue hasta 1947 (a la edad de treinta y cinco años) que completó la obra.
Al igual que Fauré, Duruflé omitió ciertas partes del texto original de Réquiem. Eliminó la mayor parte del dramático Dies Irae (Día de la Ira) pero, como Fauré, conservó el suave Pie Jesu, que se convirtió en el doloroso solo para mezzosoprano con violonchelo obligado.
En el corazón del lenguaje musical del Réquiem está el canto llano, específicamente las melodías medievales de la Misa de Muertos que Duruflé conocía tan bien de sus días en Rouen. El objetivo declarado de Duruflé era mantener el enfoque fluido y elástico del ritmo característico del canto, con sus constantes fluctuaciones de grupos de dos y tres. Las melodías se expanden orgánicamente y están rodeadas de armonías impresionistas que a veces parecen sugerir un “Debussy litúrgico”. Duruflé escribió: “He buscado sobre todo entrar en el estilo particular de las melodías gregorianas y me he visto obligado a conciliar… el ritmo… con los requisitos de la notación moderna.
Fuente: es.laphil.com
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