ATOS Trio
No hay nada en la vida de Felix Mendelssohn que muestre toques de la típica angustia romántica. Su lamentable y repentina muerte a los 38 años, después de una serie de pequeños accidentes cerebrovasculares, no le proporcionó ninguna de las ventajas que la posteridad ha otorgado a compositores que como él tuvieron una despedida prematura: Mozart y Schubert.
En una reseña de 1840 del Trío de piano no. 1 de Mendelssohn, Robert Schumann comparó a su contemporáneo con los grandes del pasado. “La tormenta de los últimos años finalmente está comenzando a amainar, y debemos admitir que ha arrastrado varias perlas a la costa”, escribió Schumann. “Mendelssohn, como uno de los muchos hijos de esta época, tuvo que luchar y escuchar a menudo la declaración insípida de algunos críticos ignorantes de que la verdadera edad de oro de la música ha quedado atrás, aunque bien podemos decir que es el Mozart del siglo XIX, el más brillante de los músicos, el que percibe con mayor claridad las contradicciones de la época y el primero en reconciliarlas. ”
El primero de dos tríos con piano data de 1839 y sigue siendo el más admirado de los dos, por la sencilla razón de que es más melodioso y menos preocupado por la complejidad armónica y los recursos contrapuntísticos. El Trío en re menor comienza con una melodía dolorosa anunciada por el violonchelo, que conduce al segundo tema del violín en la mayor, todo el movimiento es llevado adelante en un único y amplio lapso melódico, alternativamente elegíaco y estruendoso. No obstante, la obra aprecia las verdades formales de la época, exposición, desarrollo, recapitulación y coda. Es una música fácil de escuchar, pero Mendelssohn exige la máxima habilidad de sus intérpretes, sin que el público se dé cuenta de la dificultad, a diferencia de los tormentos físicos a los que Schumann y Brahms someten a sus mùsicos en la siguiente generación de Tríos de piano. Si bien el Andante continúa con el estado de ánimo algo triste del movimiento de apertura, es más breve, con una sección central apasionada y contrastante. El Scherzo es la música de hadas prototípica de Mendelssohn, pero con más fuerza. El final está marcado como “Allegro assai appassionato” pero de hecho es menos “appassionato” que el movimiento de apertura, particularmente con la interrupción, dos veces, de una melodía amplia y palpitante de gran melancolía.
Fuente: Hebert Glass para el Hollywood Bowl
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