Alicia Urreta (1931-1987) fue una de las pianistas más notables de su generación; se inició en la composición de música para teatro en 1965. Un talento brillante y una mayor necesidad expresiva la llevaron a ampliar su información técnica en los cursos de música electroacústica de Jean-Etienne Marie y Pierre Schaeffer. Oscilando entre el uso de medios tradicionales y un enfoque más libre, Urreta realizó una serie de obras dispares; a un lado de obras como Natura mortis o la verdadera historia de Caperucita se hallan piezas como Hasta aquí la memoria (1978) para orquesta de cuerdas, la ópera El romance de Doña Balada (1974), las dos Salmodias para piano, el Concierto Arcana (1981) para piano amplificado y orquesta, Hugo de la letra nocturna (1981) para barítono, Cuarteto de cuerdas, piano y percusión y la Cantata de la pluma al ángel (1982) para narrador, voces solistas, coros, órganos y percusiones. Entre todas estas piezas sumamente ambiciosas desde el punto de vista de una estructura formal y la traducción de sus intenciones poéticas destaca Hugo de la letra nocturna, partitura que gira en torno a un texto literario considerado en su función expresiva. Urreta logró en esta obra una original definición sonora entre las cuerdas, el piano y las percusiones, con grandes fluctuaciones de intensidad y aún en oposición con el propio texto.
Con Arcana, Alicia Urreta inició una contundente ampliación de su discurso musical. Sin apartarse del esquema tradicional del diálogo o conflicto entre la orquesta y el solista, arcana despliega el poder atmosférico y la pluralidad tímbrica de un poema atonal; un experto conocimiento de la escritura pianística le permitió a la autora desarrollar un brillante diálogo con la orquesta que, en un primer movimiento, se resuelven con constantes oposiciones de carácter. Por el contrario, un segundo movimiento adornado con una cadencia libre tiende a unificar el discurso con la orquesta; para redondear el desarrollo del concierto, el tercer movimiento, que utiliza la acción directa de las cuerdas del piano, logra sugerentes momentos que boca la imaginativa música del Norte americano George Crumb.
La Cantata de la pluma al ángel contiene momentos de extraordinarios aciertos sonoros, por ejemplo, las imágenes violentas del primer movimiento, el uso dramático de las invocaciones y exclamaciones en la “Elegía del Duino”, el impresionante avance de la soprano y la percusión en el “Nocturno a los ángeles” o el clima onírico del agitato y nervioso del “Apocalipsis”.
Fuente: Moreno Rivas, Yolanda. La composición en Mexico en el Siglo XX. México D.F.: Lecturas mexicanas, 1996.
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