Carlos Chávez es posiblemente la figura más sobresaliente de la música mexicana del siglo veinte como compositor y director de orquesta pero también como eminente y discutido promotor cultural en el país. Inició estudios de piano desde muy pequeño y con Manuel M. Ponce desde 1910; con Ponce también inicio composición a partir de 1916. En 1918 escribió su Primera sinfonía y en 1921 presentó su primer Cuarteto de cuerdas y un Sexteto con piano. A partir de estas piezas llamó la atención por su particular escritura. Conoció a personalidades de aquel momento como José Vasconcelos quien le encargó el ballet El fuego nuevo. Organizó una serie de conciertos con música nueva y en 1922 partió a Nueva York y después a Europa para estudiar nuevas formas musicales; publicó en Alemania algunas de sus piezas para piano. Regresó a México e introdujo numerosas obras modernas en nuevos recitales.
En 1926 marcha a Nueva York a presentar el ballet H.P. Conoce y establece una estrecha amistad con el compositor Aaron Copland y otros. En 1928 funda la Orquesta Sinfónica Nacional (más tarde “de México”) que dirige hasta 1948. Es también director del Conservatorio Nacional. En 1946 se crea el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) del cual es su primer director; funda la Academia Mexicana de la Danza. Es factor decisivo en el encargo de obras y estímulo a compositores mexicanos, entre ellos discípulos como José Pablo Moncayo, Blas Galindo, Daniel Ayala y Salvador Contreras, y en otra generación, alumnos de su Taller de Composición como Mario Lavista, Julio Estrada, Eduardo Mata. A partir de 1952 se dedica a la composición musical y es frecuente director huésped de las principales orquestas de Estados Unidos y Europa. La música de Chávez tuvo una muy interesante evolución, reflejando – por un lado – las corrientes políticas, sociales y culturales del país en la primera mitad del siglo veinte y, por otro, las tendencias estilísticas musicales internacionales en ese periodo y hasta su muerte. Siempre está presente una preocupación por encontrar la fórmula para realizar un arte válido, universal y mexicano, un mexicanismo cosmopolita, un clasicismo mexicano.
Conocedor, amigo y corresponsal de muchos de los músicos y compositores más relevantes, la música de Chávez jugó una parte importantísima en la transformación cultural y el cambio de sensibilidad que emergió en México durante los años veinte – y bien entrada la segunda mitad del siglo – en el ámbito musical. Obras destacadas: Los cuatro soles, Obertura republicana, ballet H.P. Caballos de vapor, Concierto para piano y orquesta (escuche la nueva y brillante grabación de Jorge Federico Osorio al piano); las seis sinfonías, incluyendo la célebre Sinfonía india y la Antígona; la Toccata para instrumentos de percusión; los Soli, piezas para diversos conjuntos instrumentales; el Concierto para violín y orquesta.
Comentarios