El danzón tiene su origen en Cuba, en las últimas décadas del siglo XIX. Las fechas varían según el historiador, pero la más citada es 1879. En Matanzas, Miguel Faílde inaugura o baila por vez primera el danzón, vals de los pobres, intuición de los procedimientos de la corte desde los ingenios azucareros. Es más posible, mi socio, ser pobre y fino, negro y fino, anónimo y elegante; la mano ciñe el otro cuerpo y se despliega la seriedad estatuaria. La melodía es parte del desplazamiento escultórico, todo es precisión y representación; no el teatro sino la sociedad marginal que escenifica la velada aristocrática , donde la esbeltez y rigidez de los cuerpos hacen las veces de títulos nobiliarios….El danzón – y las creaciones sucesivas: danzonetes, guarachas, rumbas, guaguancós, congas, sones, boleros, mambos, y ahora la salsa – al auspiciar la fusión vivísima de los cuerpos le otorgan a la música llamada tropical, la titularidad del arte creador y cómplice: “Habría que bailar ese danzón que/tocan en el cabaret de abajo”, escribe Jaime Sabines.
Fuente: Carlos Monsiváis, “Yo soy un humilde cancionero, de la música popular en México”, en Aurelio Tello, coordinador, La música en México, Panorama del siglo XX, México, Fondo de Cultura Económica/Conaculta, 2010.
Amado Pérez Torres “Dimas”: Nereidas / Orquesta de Carlos Campos
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