Francisco Correa de Arauxo en el Nuevo Mundo

Por José Antonio Palafox El andaluz Francisco Correa de Arauxo (1584-1654) fue uno de esos compositores de muy discreta presencia pero cuya obra —aunque escasa— […]

Por Jose Antonio Palafox Última Modificación septiembre 27, 2017

Por José Antonio Palafox

El andaluz Francisco Correa de Arauxo (1584-1654) fue uno de esos compositores de muy discreta presencia pero cuya obra —aunque escasa— resultó de vital importancia para el desarrollo de la música organística del Barroco español. De su vida personal sabemos que nació en Sevilla, que en 1599, con tan solo 15 años de edad, fue nombrado organista de la iglesia colegial de San Salvador en su ciudad natal, y que en 1608 fue ordenado sacerdote. Sabemos también que su personalidad un tanto difícil y conflictiva lo condujo a verse involucrado en frecuentes pleitos legales (uno de los cuales incluso lo llevó a la cárcel por un tiempo) que le impidieron obtener más reconocidos y mejor pagados puestos como organista en catedrales principales como las de Málaga, Toledo y Sevilla. En 1636, el cabildo de la ciudad de Jaén le ofreció un puesto como organista en su catedral, y Correa de Arauxo —entonces con 51 años de edad— no dudó en aceptarlo. Cuatro años después, el maestro de capilla Juan de Soto le propuso convertirse en organista oficial de la catedral de Segovia, cargo que Correa de Arauxo desempeñó hasta su muerte, acaecida 14 años más tarde. En todo ese tiempo, el único hecho destacable de que se tiene registro en la oscura biografía del compositor está fechado en 1644, cuando fue llamado por la casa real para tocar el órgano en los funerales de Isabel de Borbón, reina de España.

 

Aunque sus datos biográficos pueden parecernos un poco áridos, lo cierto es que la vida de nuestro compositor se desarrolló en el marco de un importante momento de transición dentro de la historia de España: el rey Felipe II murió en 1598, y con él llegó a su fin el fascinante periodo de efervescencia cultural conocido como El Siglo de Oro. Luis de Góngora, Miguel de Cervantes Saavedra, Diego Velázquez, el Greco, Tomás Luis de Victoria y Francisco Correa de Arauxo fueron solo algunos de los artistas a los que tocó vivir la transición del Renacimiento al Barroco. Y es dentro de esa fase de transformación estilística que la obra de Correa y Arauxo adquiere su justo valor, ya que consiguió unir con singular maestría el contrapunto y la polifonía propios de la música renacentista con los contrastantes ritmos y las extravagantes ornamentaciones característicos de las nuevas formas musicales que empezaban a extenderse desde Italia.

 

Todos los avances respecto a las posibilidades expresivas del órgano que Correa de Arauxo llevó a cabo se encuentran contenidos en su famoso Libro de tientos y discursos de música práctica, y theórica de órgano, intitulado Facultad orgánica, publicado en Alcalá de Henares en 1626. Esta obra se compone de una extensa parte teórica —en la que el músico expone su compleja técnica interpretativa del órgano— y una sección práctica. Esta última se titula “Tientos y discursos de la técnica musical” y consta de 69 piezas (62 tientos, 4 canciones glosadas y 3 armonizaciones de canciones religiosas) ordenadas de acuerdo a un criterio de dificultad ascendente, cada una con su correspondiente (y entonces novedoso) “prólogo explicativo” que incluye indicaciones y sugerencias para los organistas. Así, gracias a su contenido claramente pedagógico, la Facultad orgánica puede ser considerada como una de las obras musicales, teóricas y didácticas para órgano más extensas y de mayor mérito jamás escritas.

En las piezas que integran la sección práctica de esta magna obra, Correa de Arauxo abarca un amplio rango de posibilidades compositivas e interpretativas: voces que pasan con sorprendente libertad de una elaboración polifónica renacentista a una solemne estructura barroca, inesperados cambios de registro, excéntricas variaciones de las unidades rítmicas y, sobre todo, un (para la época) muy osado uso de la disonancia.

 

Por ello resulta inexplicable que —a diferencia de otras obras de carácter educativo como El clavecín bien temperado de Johann Sebastian Bach o el Mikrokosmos  de Béla Bartók— la Facultad orgánica de Correa de Arauxo no haya sido objeto de ninguna grabación integral. De hecho, hasta donde sabemos (y corríjame el lector avezado si me equivoco), salvo un par de discos dedicados exclusivamente a la obra de Correa de Arauxo, tan solo existen en el mercado algunas selecciones de sus tientos en álbumes destinados a ofrecer un panorama general del Barroco español o las virtudes acústicas de algún órgano en particular. Por ello, resulta un verdadero acontecimiento para el melómano que el sello Loft Recordings, a través de la casa discográfica Naxos Records, lance ahora al mercado The Complete Organ Works of Francisco Correa de Arauxo: Correa in the New World, un magnífico estuche con 5 CDs y un elegante cuadernillo a todo color con información profusamente detallada que podría considerarse como la primera grabación integral de este valioso conjunto de piezas. Además, como su título indica, es un acontecimiento por partida doble, ya que también se trata de un esfuerzo por documentar la riqueza sonora particular de cinco de los órganos más importantes que existen en América: los órganos históricos de tres iglesias mexicanas ubicadas en Oaxaca y dos órganos de estilo hispano que se hallan en California.

 

Efectivamente, las piezas incluidas en los dos primeros discos fueron interpretadas en el monumental órgano histórico de la catedral de Oaxaca (uno de los órganos tubulares más grandes de México, que fue construido por el organero poblano Matías de Chávez en 1712 siguiendo el modelo específico de los órganos barrocos españoles) y en el órgano histórico de la iglesia de Santa María de la Asunción de Tlacolula de Matamoros (un anacrónico instrumento construido por el organero oaxaqueño Manuel Neri y Carmona en 1791 con piezas y tubos reciclados de órganos más antiguos, de hasta 1666; sin mencionar que su cuerpo fue fabricado en un estilo neoclásico pero con ornamentaciones barrocas, que para entonces ya estaban en desuso). Los primeros 14 tientos del tercer disco fueron interpretados en el órgano histórico de la iglesia de San Jerónimo Tlacochahuaya (el cual es de constructor y fecha anónimos, aunque por sus características estilísticas puede datarse alrededor de 1729). Las tres últimas piezas del disco 3, así como todas los que forman el disco 4 y las tres primeras del disco 5, se interpretaron en el órgano del Seminario Teológico Luterano del Pacífico, en Berkeley, California. Este instrumento fue fabricado en 1989 por el organero Greg Harrold siguiendo los patrones de construcción de los órganos fabricados en Zaragoza, España durante el siglo XVIII. Finalmente, las últimas 10 piezas del quinto disco fueron interpretadas en el órgano de la Misión de San José en Fremont, California, fundada en 1797 y sin órgano hasta 1989, año en que el filántropo Walter Gleason contrató al organero Manuel Rosales para que lo construyera. Para el diseño del instrumento, el  maestro organero tomó como referencia los órganos elaborados en Castilla y en Tlaxcala entre los siglos XVII y XIX.

 

A la importancia como documento histórico y sonoro de esta grabación debemos agregar el valor de la espléndida interpretación llevada a cabo por el organista Robert Bates. Especialista en sistemas de entonación antiguos y en la interpretación de música antigua alemana, francesa y española para órgano, el maestro Bates ha sido galardonado con numerosos premios y cuenta en su haber con la primera grabación mundial de las obras completas de Jehan Titelouze, el padre de la música francesa para órgano (también disponible en Loft Recordings). En The Complete Organ Works of Francisco Correa de Arauxo: Correa in the New World, el organista ofrece una concienzuda lectura de las piezas del compositor, además de mostrar un profundo conocimiento de las particularidades sonoras de los distintos órganos en que las interpreta, sin traicionar en ningún momento el sonido característico del temperamento mesotónico, que era el sistema de afinación común y corriente en la época en que Correa y Arauxo escribió su Facultad orgánica. Estos aciertos, aunados a un inspirado despliegue de virtuosismo, hacen que The Complete Organ Works of Francisco Correa de Arauxo: Correa in the New World sea una grabación ampliamente disfrutable tanto para el melómano experimentado como para el novel diletante.

 

Francisco Correa de Arauxo: Tiento de noveno tono / Santiago Banda (órgano)

Jose Antonio Palafox
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