De Nápoles a América: la música religiosa ibérica

Por Francesco Milella En España la música religiosa siguió ocupando, por todo el siglo XVIII, un lugar destacado muy diferente al que tenía, por ejemplo, […]

Por Francesco Milella Última Modificación enero 11, 2017

Por Francesco Milella

En España la música religiosa siguió ocupando, por todo el siglo XVIII, un lugar destacado muy diferente al que tenía, por ejemplo, en Italia: esta posición fue consecuencia directa e indirecta de algunos fenómenos que caracterizaron la vida cultural y musical de la península ibérica. La primera razón la encontramos en el poder político y social que la Iglesia ibérica fue adquiriendo a lo largo de los años a partir del siglo XVI. De hecho la Contrarreforma católica, que en Italia marcó una verdadera revolución cultural, en España acabó por reforzar un poder que ya había sembrado sus sólidas raíces e incluso había superado el Océano Atlántico para marcar su propio territorio en las tierras de América.

El papel protagónico ocupado por la música religiosa en la península ibérica fue también consecuencia de otros dos aspectos más profundamente vinculados a la historia de la música y a sus transformaciones espaciales y temporales: por un lado, la ausencia por todo el siglo XVII de la ópera y de sus placeres terrenos, que en España habían dejado su lugar a la zaruzela y a los autos sacramentales; y por el otro, la herencia de la gloriosa y prestigiosa tradición musical del Siglo de Oro, cuyo eco siguió determinando el lenguaje musical religioso durante el siglo XVIII, tanto en España como en las colonias americanas.

Estos tres elementos parecen colocar la música religiosa española en un marco histórico de larga duración, un marco en donde las formas, los lenguajes musicales y las estructuras productivas y receptivas se conservaron a lo largo de los siglos, desde el Renacimiento hasta la Ilustración, en un desarrollo histórico más estable y constante en el tiempo respecto a los que caracterizaron los hechos musicales en los mismos años en los otros países de Europa.

Pero como siempre, la historia nos sorprende. Sin ignorar la pervivencia del stile antico en toda la música religiosa del Barroco español, es sin duda fascinante observar cómo el mundo musical ibérico, a pesar de las rígidas reglas y normas litúrgicas que lo limitaban, logró mirar más allá de sus fronteras para interiorizar los nuevos lenguajes musicales de Europa, sobre todo de Italia: a partir de los años treinta del siglo XVIII, complice la presencia en la corte de Madrid de Farinelli y Domenico Scarlatti, ambos procedentes de la ciudad de Nápoles, el mundo musical español comenzó a importar los nuevos estilos musicales que la ciudad italiana había comenzado a desarrollar bajo la influencia de Giovanni Battista Pergolesi y Francesco Durante.

Obras más transparentes, melodías sencillas y cantables, armonía clara y homogénea, sin un uso excesivo de la ornamentación: la música religiosa napolitana de Francesco Durante y Giovanni Battista Pergolesi era lo que la tradición litúrgica española estaba buscando para dar vida y teatralidad a las pasiones y a los personajes de los textos litúrgicos sin alterar la idea de una música al servicio de la fe, lejos del placer y de los sentidos terrenos.

Fascinante ejemplo de esta nueva etapa en la historia de la música religiosa española son las obras José de Nebra (1702-1768), Joan Rossell (1724-1752) y Josep Pla (1728-1762) cuya trayectoria musical representa hoy un interesante ejemplo de diálogo entre el stile antico, herencia del Siglo de Oro, y la escuela napolitana importada a partir de 1730: por primera vez la música litúrgica española mueve su mirada de la tradición renascentista de Guerrero, Victoria y Morales para interiorizar los estímulos musicales procedentes de Italia, a través de la música de Pergolesi y Durante. Lejos del complejo contrapunto del Siglo de Oro, la música religiosa española se apodera de un lenguaje más claro e inmediato, cuyo tono original y delicado, lleno de texturas claras y amables melodías, será el instrumento perfecto para seguir difundiendo la fe católica en las tierras de América.

José de Nebra: Miserere a Duo

Joan Rossell Salve a Duo

Josep Pla Stabat Mater

Francesco Milella
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