Las declaraciones del director de la Filarmónica de San Petersburgo, Yuri Termikanov, sobre la aparente incapacidad de que una mujer desempeñe el cargo de director musical de una orquesta sinfónica, han levantado ámpula no solo durante su reciente estancia en México sino anteriormente en Nueva York. Termikanov no se retracta ni se disculpa sino mantiene su postura y repite su sentencia:
“La esencia de la profesión de un director de orquesta es la fuerza mientras que la esencia de una mujer es la debilidad” (citado en el diario Reforma).
Por esta expresión, Termikanov ha sido devorado por las redes sociales y escritoras de la talla de Denise Dresser y ciertamente el tema es de obligado cuestionamiento en el mundo de la música:
La presencia de la mujer en las orquestas sinfónicas es minoritaria y en algunas relativamente reciente: no pasa del 20% en la Filarmónica de San Petersburgo, por ejemplo; en Viena solo es el 6% de la orquesta de la Staatsoper y un 4% en la Filarmónica; un 12% en la Filarmónica Checa; en Berlín, 14%, Dresde 28%, Londres 29%, Helsinki 33%, orquesta Nacional de Rusia, 36%; en Estados Unidos las cifras son mayores: las mujeres representan el 40% de las orquestas sinfónicas de Boston, Chicago y Los Ángeles; en México, en la Ofunam es un 20%.
La presencia de la mujer tradicionalmente es en la sección de cuerdas, arpas, alientos, y en algunos casos percusiones; pocas en la sección de metales. Pero la escasa presencia de mujeres directoras de orquesta es más dramática: En un amplio y sesudo artículo sobre el tema, el New York Times señala: De las 103 orquestas con mayor presupuesto en Estados Unidos, solo 12 son dirigidas por una mujer; y solo una de las 22 más destacadas la conduce una mujer. La Orquesta de la Metropolitan Opera, considerada una de las diez mejores del mundo, solo ha sido dirigida por una mujer en 3 ocasiones, durante sus 133 años de vida. La misma situación prevalece en los podios de la ópera de San Francisco, Chicago, Houston, Santa Fe y otros escenarios operísticos del país.
Los integrantes masculinos de las orquestas niegan que el machismo sea la razón de los porcentajes minoritarios de mujeres en los conjuntos pero qué decir del distinguido grupo de chelistas de la Filarmónica de Berlín que actúa como concertista en todo el mundo y se enorgullece de ser 100% masculino: el primer chelista del grupo ha declarado que si ingresara una mujer, se destruiría el carácter del grupo.
Muchas orquestas se defienden señalando que cuando se abre una vacante en cualquier sección, se convoca a audiciones sin distinción de sexo. Sin embargo, tratándose de plazas para director de orquesta se argumenta que no hay postulantes porque muy pocas mujeres estudian dirección orquestal. Las mujeres responden que no hay candidatas porque el prejuicio existente desanima seguir ese camino profesional. El hecho es que son pocas las mujeres que han seguido adelante con su vocación: destacan actualmente, entre otras, Joann Falletta, Simone Young, Marin Alsop (dirige dos orquestas: Baltimore y Sao Paulo) y en México, Alondra de la Parra y Gabriela Díaz Alatriste, que en 2009 se convirtió en la primera directora mexicana asignada a la titularidad de una orquesta sinfónica profesional en el país. Pero, ¿dónde está ahora?
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