Conocida es la gran importancia del compositor Bela Bartók (1881-1945) como redescubridor y recopilador riguroso del riquísimo folklore de su Hungría natal. Pero su impresionante e incansable vocación de folklorista no se limitó a su propia tierra: en 1908 aprende el rumano para trabajar “in situ” el folklore de Rumanía; en 1913 viaja con Kodaly a Argelia para profundizar en el conocimiento de su música tradicional; 1931 le lleva a El Cairo con el mismo motivo; el folklore de Turquía será el objeto de su estudio cuando viaja a ese país en 1936, y así un largo etcétera que incluye profundos estudios y catalogaciones de cantos populares búlgaros, ucranianos, eslavos, serbios, croatas. Bartók se entenderá sin dificultad en idioma húngaro, inglés, francés, alemán, eslovaco, ruso, español, italiano, árabe y turco. Un prodigioso caso de erudición folklórica e idiomática que le permitió no solo la recopilación de las melodías de su estado original, sino su posterior estudio y clasificación melódica, temática, poética, etc.
Fuente: Temes, José Luis, Apuntes anecdóticos de historia de la música, Madrid, Ediciones Línea, 1983.
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