El mito griego del origen de la música se lee así: la música fue entregada a los seres humanos por Apolo y las musas; el mensajero de los dioses, Hermes, trajo consigo al mundo la lira; la diosa de la guerra, Atenea, trompetas y chirimías; y el dios pastor Pan, la flauta. En la mitología india, la diosa Sarasvati inventó la escala musical y a los chinos se la obsequió un pájaro milagroso.
Definición
Si definimos la música de forma elemental como el aire en movimiento y percibido como forma artística en un contexto cultural determinado, entonces es tan antigua como el propio ser humano. ¿Quizá sabía cantar el ser humano antes de empezar a hablar y a escribir? Quizá los seres humanos descubrieron rápidamente que podían generarse sonidos y tonos mediante golpes, soplidos y fricciones sobre objetos y que uno podía entenderse de ese modo.
Instrumentos
Los instrumentos musicales más antiguos identificados por la arqueología proceden del Paleolítico, tienen unos 35,000 años y se han hallado repartidos por todo el globo terráqueo. Desde la bramadera (todo el mundo conoce el ruido que se produce cuando se agita rápidamente un palo en el aire) y el raspador (cuando un palo se frota contra otro palo con incisiones), desde las matracas, los cuernos de animales y las campanas hasta las flautas de hueso, los arcos musicales y el instrumental que conocemos hoy, han pasado milenios – y sin embargo, en el fondo no ha cambiado nada a la hora de producir el sonido.
¿Cómo surgio la música?
Los primeros testimonios de práctica musical se encuentran en un pictograma egipcio del siglo III antes de Cristo; en la Antigüedad surgieron asimismo los primeros escritos teóricos sobre la música en la poesía y en la historiografía. En este contexto, la música de las culturas antiguas desarrolladas estuvo siempre ligada al culto y solo mucho más tarde se convirtió en un arte de expresión estética por sí mismo. Cuando quiera que la música hiciera su aparición en la historia, lo hizo siempre como algo particular, algo noble, que se contaba en todo momento entre los bienes culturales de un pueblo. Así como el ser humano cultiva los campos y extrae de la naturaleza el alimento necesario para sobrevivir, así cultiva (en latín colere, es decir cultivar, cuidar) también el mundo de los sonidos.
Fuente: Annette Kreutziger-Herr y Winfried Bönig, La música clásica: 100 preguntas fundamentales, Madrid, Alianza Editorial, 2010.
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