Ya iniciaron los recitales del 21er Festival Blanco y Negro dedicado al arte pianístico, con la participación de distinguidos artistas principalmente internacionales.
La programación del festival, cuya curaduría corrió a cargo del crítico Lázaro Azar, ha despertado muy diversos y contrastantes comentarios por su eclecticismo, rareza de algunas obras seleccionadas, alternadas con transcripciones nuevas o desconocidas de obras escritas para otros instrumentos (la Quinta y Novena de Beethoven, por ejemplo), así como la aparente “ausencia de una línea” que espera una parte del público fiel a este Festival. Al respecto, el director del Cenart, el maestro Ricardo Calderón ha señalado en entrevista que a lo largo de todo el Festival existe un sutil guiño a la voz.
Algunos aplauden la inclusión de obras contemporáneas tan importantes como El pueblo unido jamás será vencido de Frederic Rzewski (1938) y el ciclo Veinte miradas al niño Jesús de Olivier Messiaen, con el gran Steven Osborne; hay un programa en homenaje a Maurice Ravel (Miroirs y Gaspard de la nuit, pero alternadas con canciones de Beethoven y una sonata de Samuel Barber); asimismo, Iberia, de Albéniz, interpretada por Jorge Luis Prats, y programas con Bach y Brahms para los tradicionalistas, otro de danzas y uno más de música del romanticismo: otros más escépticos se preguntan que será el programa homenaje a la obra del pianista y showman Liberace.
Lo que es indudable es que En Blanco y Negro del Cenart ofrece un buffet confeccionado para los gustos pianófilos más caprichosos y extravagantes, con intérpretes muy relevantes. La mesa está puesta, ¡provecho! No se lo pierda.
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