Ni Tlaloc faltó a la cita. Como en 2003 con la Capella Puebla y ahora en 2021 en solitario, el reconocido flautista Horacio Franco regresó a la Biblioteca Palafoxiana de Puebla para tocar un programa ignorado, rico en sonidos y tiempos novohispanos, mismos que por siglos se nombraron españoles no obstante fueron producidos, creados y exportados desde la Nueva España.
Bajo el nombre de Folias, chaconas, zarabandas, legados de nuestro mestizaje al mundo, el concierto que cerró la edición 13 del Festival Internacional de Puebla aludió al “mestizaje que se dio allá”, en tierras europeas particularmente españolas, cuando compositores tomaron como suyas las chaconas, un género que Franco refiere fue creado por indígenas y esclavos negros que incorporaron instrumentos musicales de cuerda venidos tras la conquista.
De manera didáctica, con ejemplos diversos de música indígena –yaqui, tzotzil y cora-, chaconas y zarabandas europeas y una composición japonesa -interpretada con una flauta de ocho orificios parecida a una flauta renacentista europea-, el músico e investigador dio un repaso de tiempos y compositores que giraron en torno a estos tres géneros, parecidos unos con otros por su acento en su segundo tiempo, y que, en particular la chacona, sobresalen por la forma en que conjuntaron músicas de naturales con aquellos venidos de fuera, ya fueran los esclavos negros o los navegantes españoles.
“Crónicas dicen que la chacona es una danza cantada y bailada por indígenas y negros que estaba prohibida por la Inquisición, pues era una danza creada por el diablo como el chuchumbé, que también fue prohibido”, aseguró el músico durante una entrevista.
Acotó que según Quevedo y, sobre todo, unas décimas de las Bodas de Felipe II en las que aparece la frase “vámonos para Tampico para bailar la chacona”, refiere a que el pueblo se llamaba así o ahí se bailaba esta forma musical.
Lamentó que en México no existan vestigios de música instrumental conservada en los archivos de música novohispanos, como los resguardados en las catedrales, por la “cerrazón de la Inquisición”. Aseguró que ningún maestro de capilla tiene ejemplos de este estilo musical, pues toda su música estuvo ceñida a los cánones religiosos de la época.
“Toda esa manifestación gestada en el siglo XV tardío o en el siglo XVI de la fusión de música indígena y negra con las cuerdas españolas se hizo y fue a parar a Europa y a España y es una cosa tan terrible.
“(No obstante) fue a parar al son huasteco, al son jarocho y a las músicas populares de tradición. Somos herederos y cómplices. Los soneros jarochos son músicos barrocos. Estamos hermanados también en las danzas”, aseguró al interpretar la Chacona del italiano Tomaso Antonio Vitali, una reciente adaptación hecha por el propio Franco a partir del manuscrito directo para violín solo que “había sido tan manoseado por los violinistas del siglo XIX como subirse al metro de la Ciudad de México a las seis de la tarde”.
El músico agregó que las chaconas son patrimonio de México: “contribuimos a Europa y no saben que lo hicimos”. En ese sentido, mencionó que no es casualidad que danzas como zarabandas o folias vengan de un tronco común que son las chaconas, con décimas “que hacen un mestizaje que llevamos para allá”.
Entre todo, dijo Franco en la Biblioteca Palafoxiana, es necesario tener memoria y reflexión histórica pues esta, música culta como toda, no pudo desarrollarse por la llamada conquista, que para él sí fue tal, y no como algunos “quieren romantizar” al llamarla “encuentro”.
“(Los españoles) tergiversaron todo. Considero que al prohibirse no se permitió que fuera un patrimonio culturalizado. Esa música culta hubiera podido ser chaconas, pavanas, folias. No dejaron que se desarrollara. Si bien no hay que pedir disculpas del Rey de España, sí hay que pedir una consideración histórica. Que digan: ofrecemos una disculpa por la gente que sigue siendo víctima, porque el racismo, el clasismo, la diferencia entre criollos, mestizos e indios que se sigue haciendo secretamente con doble moral. Espero que eso acabe aunque hay gente que se resiste al cambio. Tengamos memoria histórica y cultura para que se acabe. Tengamos reflexión histórica”, dijo convencido sosteniendo su flauta entre sus manos, para luego interpretar “la gran chacona” de Bach, BWV 1004.
Fuente: Paula Carrizosa, en La Jornada de Oriente, Puebla
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