La última oportunidad de Händel

El 10 de enero de 1741, el gran compositor Händel estrenó en el Lincoln’s Inn Theatre de Londres Deidamia, última de sus 43 óperas.

Por Jose Antonio Palafox Última Modificación agosto 15, 2021

El 10 de enero de 1741, el gran compositor Georg Friedrich Händel (1685-1759) estrenó en el Lincoln’s Inn Theatre de Londres Deidamia, última de sus 43 óperas. Sin embargo, los gustos del público inglés se habían desplazado hacia las obras de carácter religioso, por ejemplo el oratorio, así que la recepción dada a la ópera de Händel fue bastante fría. Acostumbrado al éxito, este descalabro provocó en el compositor una crisis de autoestima que lo llevó a renunciar a escribir más óperas y, temiendo perder su popularidad, a centrar sus esfuerzos en la composición de oratorios (de los que entre 1707 y 1740 había escrito apenas una decena). En el verano de ese mismo año, William Cavendish (1698-1755), tercer duque de Devonshire, invita a Händel a Dublín, capital del Reino de Irlanda, para dar una serie de conciertos a beneficio de hospitales locales. El compositor acepta, y es ahí donde empieza La última oportunidad de Händel, telefilme dirigido en 1996 por el canadiense Milan Cheylov, quien cuenta en su haber con la realización de capítulos para series de televisión como Monk, Dead Like Me, Prison Break, 24, Dexter y Bones.

Mientras Georg Friedrich Händel​ (Leon Pownall) entra a Dublín en una carroza, Jamie O’Flaherty (Tod Fennell) —un niño que se gana la vida cantando en las calles— tiene la ocurrencia de ayudar a su amiguito Hugh Brannigan (Cody Jones) a robar una gallina. Por azares del destino, justo cuando están escapando, el carruaje de Händel obstaculiza la huida de Jamie, quien es detenido y conducido a un calabozo. Mary Margaret O’Flaherty (Seana McKeena), lavandera y madre de Jamie, acude ante Jonathan Swift (Gerard Parkes), autor de Los viajes de Gulliver y diácono de la catedral de San Patricio, para pedirle que ayude al niño. Sin embargo, Swift ni siquiera la escucha, porque está más ocupado en dar la bienvenida al maestro Händel, quien se muestra decepcionado por la dudosa calidad interpretativa del coro, el cual dista mucho de cumplir sus expectativas para el magno oratorio en que está trabajando y con el que piensa recuperar la admiración del público (nada más y nada menos que El Mesías, estrenado el 13 de abril de 1742). Swift promete entonces a Händel conseguir prestado el coro de la catedral de la Santísima Trinidad (popularmente conocida como Iglesia de Cristo) para que, junto con los diletantes de San Patricio, alcen sus “hermosas y espléndidas” voces hasta el cielo en la nueva obra del compositor. Compungida, la señora O’Flaherty se acerca a Händel cuando este desespera de su situación, intentando encontrar inspiración ante un clavecín desafinado. La mujer pide al compositor que intervenga para que el diácono saque a Jamie de la cárcel, y le ofrece a cambio lavar su ropa gratis. Händel termina por acceder a los ruegos de la señora O’Flaherty, quien —antes de marcharse— le agradece y expresa su confianza en el talento del músico.

Finalmente Jamie es liberado y su madre lo inscribe en la escuela del diácono Swift, ofreciendo que el niño pague su colegiatura con trabajo. Sin embargo, Toby Binton (Steven Miller), el arrogante representante del salón, se encarga de humillar a Jamie cada que puede. Peor aún, Jamie carece de los conocimientos más básicos, por lo que se convierte en blanco de las burlas de sus compañeros. Mientras tanto, Händel sigue haciendo corajes con el coro y termina echando a Toby después de poner en evidencia que ha mentido al asegurar que sabía leer una partitura. Peor aún, la señorita Abbott (Jennifer Rockett) —la “sin igual” soprano de la Iglesia de Cristo— canta igual o peor que alma torturada en el infierno. Buscando desquitarse por haber sido echado del coro, Toby provoca a Jamie y hace que pierda la paciencia y lo agreda. Entonces él y sus compinches llevan a nuestro pequeño protagonista ante Swift para que lo expulse, pero Händel (que ha escuchado la privilegiada voz de Jamie momentos antes mientras lavaba las escaleras de la escuela) decide integrarlo al coro como contralto principal. Esto solo aumenta el odio de Toby, que esa misma noche ataca a Jamie junto con sus secuaces. Por fortuna, Händel interviene y salva a Jamie una vez más. Inicia así una muy singular amistad entre el compositor y el niño, en la que ambos aprenderán a escuchar su voz interior para reafirmar su valía (Jamie) y su talento (Händel). Pero pronto se presenta una difícil situación que pondrá a prueba la determinación de Jamie y la confianza de Händel…
Sexta y última película de la magnífica serie educativa, producida por el cineasta canadiense David Devine, en que se aborda de manera ficticia algún momento crucial en la vida de un compositor a partir de su amistad con un niño —las otras cinco son El sueño de Bizet (David Devine, 1994), Bach, la lucha por la libertad (Stuart Gillard, 1995), Strauss, el rey del compás en 3/4 (Kit Hood, 1995), La rapsodia de Liszt (Richard Mozer, 1996) y El fantasma de Rossini (David Devine, 1996)— La última oportunidad de Händel es una agradable película de corte familiar que, pese a sus inexactitudes históricas, resulta una espléndida herramienta para acercar a los más pequeños al mundo de uno de los compositores más importantes del Barroco, además de enseñarles a descubrir su valor como personas, a diferenciar lo que está bien de lo que está mal y a entender que nuestras mejores obras son las que hacemos con el corazón. Por supuesto, aparte de la cuidada ambientación y el magnífico desempeño de los actores, La última oportunidad de Händel cuenta con una estupenda banda sonora formada por algunas de las obras más conocidas de Georg Friedrich Händel, en la interpretación de la Orquesta Filarmónica Eslovaca bajo la dirección del maestro Ondrej Lenárd (1942).

Jose Antonio Palafox
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