Leyendas del pasado: Enrico Caruso

por Ricardo Rondón Cuando de cantantes se habla, invariablemente se empieza por citar dos nombres: Enrico Caruso y Maria Callas. Nadie más en el mundo […]

Por Música en México Última Modificación febrero 18, 2014

por Ricardo Rondón

Cuando de cantantes se habla, invariablemente se empieza por citar dos nombres: Enrico Caruso y Maria Callas. Nadie más en el mundo de la lírica ha dejado una huella tan profunda como ellos y siguen siendo legendarios en los anales del canto.


El tenor Enrico Caruso nació en Nápoles el 25 de febrero de 1873 y murió allí el 2 de agosto de 1921. Fue uno de los tenores más grandes de todos los tiempos e ídolo del mundo operístico por más de dos décadas. Fue un niño musical que ingresó al coro de su parroquia a los nueve años. Su entrenamiento musical formal vino años después. A los 18 años inició un periodo de estudios con Guglielmo Vergine, los que completó con Vincenzo Lombardi. Después de varias presentaciones en Nápoles, hizo lo que el considero su debut oficial allí en 1894. La ópera fue L’Amico Fritz de Pietro Mascagni. En 1898 fue contratado por el Teatro Lírico de Milán creando los roles principales de tenor en Adriana Lecouvreur (Cilea) y Fedora (Giordano). En 1901 fue contratado por el Teatro Alla Scala de Milán en donde cultivó los papeles principales del repertorio Italiano y francés. Aquí creo los roles principales de Germania de Franchetti y Le Maschere de Mascagni. Arturo Toscanini dijo después de escucharlo en El elixir de amor: “Si este napolitano sigue cantando así, logrará que todo el mundo hable de el”. La fama internacional de Caruso empezó en Monte Carlo en 1902, en donde fue tan aclamado que lo contrataron para tres temporadas consecutivas y recibió contratos de Covent Garden y el Metropolitan Opera. Su debut en el Met en 1903 fue en Rigoletto. Fue la función inaugural de la temporada. Probablemente debido a su nerviosismo, Caruso no hizo una primera buena impresión. Los críticos señalaron “sus cansados amaneramientos italianos” (particularmente el uso del llamado “lloriqueo de Rubini”). Antes del final de la temporada se convirtió en un gran favorito. Triunfó como Nemorino en El elixir de amor. La siguiente temporada también fue programado en la apertura y mantuvo esta tradición por 17 años con solo un año salteado. Era la luz resplandeciente de la compañía. Cuando cantaba la taquilla prosperaba. Sus actuaciones ingresaron cerca de cien mil dólares por temporada. Duplicó los triunfos del Met en todos los cosos líricos y fue el tenor mejor pagado y adulado del mundo. Cuando cantó en Alemania y Austria, los asientos para sus actuaciones se vendían en subastas. Sus ingresos por las grabaciones fonográficas fueron por más de dos millones de dólares durante su vida. Cubrió un repertorio de casi 50 personajes. Su voz era admirada por el rango, tono, matices. Era poderosa aunque sutil, exquisita en el registro alto, sensual en la media voz y extraordinariamente expresiva en los registros graves. Todo esto fueron palabras de Edouard De Reske en una carta que le envió.


Su carrera terminó en 1920. Durante una función de El elixir de amor en la Brooklyn Academy el 11 de diciembre , tosió sangre. El diagnóstico de este tiempo fue “neuralgia intercostral”. Su función no. 607 en el Met fue su última y era Nochebuena. Cantó el role de Eleazar en La juive de Halevy. Su sufrimiento era dolorosamente agudo. Después de una operación se pensó que sanaría y volvería a cantar. Sin embargo, en febrero de 1921 vinieron complicaciones y después de más tratamiento, Caruso regresó a Italia para un largo descanso. Durante el verano se sintió suficientemente mejorado para volver a vocalizar pero la recaída resultó fatal. Su muerte fue llorada en todo el mundo que le rindió tributos que ningún otro cantante ha tenido .Caruso era un hombre alegre y simpático. Su sentido del humor se refleja en las famosas caricaturas que hacía. Contrajo matrimonio en Estados Unidos con Dorothy Benjamin y tuvieron que hija que adoraba. Vino a México al “Viejo Toreo” en donde 23,000 personas fueron a oírlo en Sansón y Dalila (Saint-Saëns). En una ocasión se me acercó en Bellas Artes un jovencito que estaba fascinado con el mundo de la ópera . Me preguntó: “Sr. Rondón, ¿escuchó usted a Caruso en vivo? Me costó trabajo no decir una barbaridad y solo le respondí: “¡Desgraciado!…..Caruso murió en 1921, yo ni siquiera era un mal pensamiento”.

P.D. La discografía que dejó Caruso es enorme y muy completa y puso en el mapa la Victrola de la RCA con el perrito escuchando “la voz de su amo”. El legado es impresionante.



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