Sin duda, una de las figuras más sui géneris en la historia de la música es la del neoyorkino Thomas Wright Waller (1904-1943), mejor conocido como Fats Waller. Este enorme (en todos los sentidos, porque medía 1.80 metros y pesaba 129 kilos) artista afroestadounidense fue pianista, organista, cantante y compositor, además de uno de los comediantes más populares de su momento. Con su frescura y energía interpretativa, Fats Waller fue uno de los músicos que cambió el rumbo del jazz estadounidense.
El más joven de los once hijos del reverendo bautista Edward Martin Waller y la pianista Adeline Locket, Fats Waller aprendió a tocar el armonio a los cinco años de edad, y pronto se encontró acompañando en ese instrumento las prédicas de su progenitor. Continuó su formación musical recibiendo lecciones de piano en el colegio público al que asistía, donde empezó a desempeñarse como pianista de la orquesta escolar. Esto no fue del agrado de su estricto padre, quien quería que el niño se limitara a tocar himnos religiosos. Sin embargo, Fats estaba más interesado en la alegre música popular que escuchaba a su alrededor. Tras la muerte de su madre, el jovencito decidió abandonar a su intolerante padre y se mudó a casa de un amigo, el pianista de jazz Russell Brooks, quien le presentó a James Price Johnson (1894-1955), creador de un entonces nuevo estilo interpretativo llamado stride (también conocido como estilo Harlem). Johnson tomó a Waller bajo su tutela, y lo ayudó a desarrollar una firme técnica pianística. Fats también tuvo, gracias a la intervención de George Gershwin (1898-1937), la oportunidad de estudiar armonía, contrapunto y composición con el gran pianista y compositor ruso Leopold Godowsky (1870-1938).
Fats Waller: Got to Cool My Doggies Now
En 1919, con tan solo 15 años de edad, Fats Waller empezó a trabajar en el famoso Lincoln Theatre de Harlem, acompañado al órgano la proyección de películas mudas. Además, como dato de trivia, se las arregló para dar lecciones de órgano —entre película y película— a otro joven igualmente destinado a ser una figura prominente del jazz: Count Basie (1904-1984). En esos años, Fats Waller también empezó, con Got To Cool My Doggies Now, a elaborar rollos de pianola (de los que en total haría una veintena). En 1922 grabó Muscle Shoals Blues y Birmingham Blues, sus primeros temas como solista, además de participar en varios álbumes como acompañante de cantantes de blues. Al año siguiente escribió Wild Cat Blues, en colaboración con el reconocido compositor, pianista y vocalista Clarence Williams (1898-1965), quien grabó el tema con su banda. Fats también tomó como base una canción de blues llamada The Boy in the Boat para escribir (When You) Squeeze Me, que se convertiría en su primer gran éxito. Realizada en 1925, la primera grabación de este tema estuvo a cargo del respetado clarinetista Buster Bailey (1902-1967), pero pasó sin pena ni gloria. Sin embargo, en ese mismo año Clarence Williams grabó una versión cantada donde su esposa, Eva Taylor (1895-1977), se hizo cargo de la voz. Al año siguiente, la legendaria cantante de blues Bessie Smith (1894-1937) realizó una nueva grabación del tema, acompañada por Clarence Williams en el piano. Así empezó a consolidarse la reputación de Fats Waller como compositor de canciones que otros artistas interpretaban y grababan.
Fats Waller: (When You) Squeeze Me / Bessie Smith (voz)
A la par, el músico empezó a presentarse en diversos clubes nocturnos y rent parties, donde no tardó en convertirse —al lado de James Price Johnson y Willie “The Lion” Smith (1893-1973)— en uno de los más destacados exponentes del stride piano. Pero, ¿qué es el stride? Durante las décadas de 1920 y 1930, en el interesante periodo de efervescencia cultural conocido como el Renacimiento de Harlem, las rent parties eran una de las formas que la comunidad negra asentada en ese barrio neoyorkino tenía para pagar la renta de la vivienda y, de paso, divertirse sin sufrir la discriminación racial de que era objeto cotidianamente. El inquilino que necesitaba apoyo organizaba una fiesta en su hogar, cobraba la entrada y ofrecía bocadillos y alcohol de fabricación casera (recordemos que esos fueron los años de la famosa ley seca en Estados Unidos) mientras una pequeña banda o (más frecuentemente) un solitario pianista, amenizaba el evento. Las rent parties tuvieron su importancia para el desarrollo del jazz y el blues, porque en ellas se originaron nuevas formas musicales como el stride, que es un vigoroso estilo pianístico derivado del ragtime (este último considerado por muchos como el punto de partida de la evolución del piano en el jazz). Puesto que el objetivo de la fiesta era reunir la mayor cantidad de dinero posible, el anfitrión trataba de no gastar mucho en músicos, por lo que era usual que un solo pianista tuviera que ingeniárselas para poner a todo el mundo a bailar, disponiendo únicamente de sus dos manos para compensar la ausencia de una banda. Era necesario tocar fuerte y enfatizar el ritmo, así que con la mano derecha el pianista en turno interpretaba las melodías y desarrollaba improvisaciones de creciente complejidad, mientras que con la mano izquierda se encargaba de producir acordes rítmicos para sustituir los efectos del bajo y la batería. Los rápidos saltos o zancadas (strides) que tiene que dar la mano izquierda a lo largo del teclado al alternar notas acentuadas en el tiempo débil del compás y acordes en el tiempo fuerte dieron, pues, su nombre a este nuevo estilo musical poseedor de una dinámica rítmica muy particular. Alligator Crawl, Handful of Keys, Valentine Stomp, Viper’s Drag, Smashing Thirds, Numb Fumblin’ y Clothes Line Ballet son algunos de los temas donde podemos admirar en todo su esplendor la habilidad de Fats Waller como intérprete de stride.
Fats Waller: Handful of Keys / Fats Waller (piano)
Cuenta una anécdota que, en una ocasión, al salir de una rent party donde lo habían contratado, Fats Waller fue secuestrado a punta de pistola por unos gánsteres que le taparon la cabeza y lo metieron a un coche para llevarlo a un lugar secreto donde terminó siendo el músico estelar en la fiesta de cumpleaños del mismísimo Al Capone (1899-1947). Cierto o no este relato, el hecho es que amenizar rent parties ayudó al talentoso joven a obtener renombre en la escena musical de Harlem, con lo que su nombre empezó a aparecer en los conciertos y grabaciones de artistas y bandas de la talla de Gene Austin (1900-1972), Benny Carter (1907-2003), Johnny Dunn (1897-1937), Fletcher Henderson (1897-1952), Rosa Henderson (1896-1968), Alberta Hunter (1895-1984), los Thomas Morris’ Hot Babies, los Chocolate Dandies, los McKinney’s Cotton Pickers y la Vendome Orchestra del violinista Erskine Tate (1895-1978), de la que también fueron integrantes Louis Armstrong (trompeta), Buster Bailey (saxofón), Jimmy Bertrand (batería) y Freddie Keppard (corneta). Incluso formó Fats Waller and His Buddies, fugaz banda que tuvo el mérito de ser uno de los primeros grupos musicales interraciales de la historia.
Fats Waller y Andy Razaf: Honeysuckle Rose / Fats Waller (piano y voz)
Pronto Waller también conoció la fama como compositor de espectáculos de Broadway gracias a su colaboración con el letrista Andy Razaf (1895-1973), con quien escribió los musicales Keep Shufflin’ (1928), Hot Chocolates (1929) y Load of Coal (1929), de los que se desprendieron exitosas canciones como Honeysuckle Rose, Keepin’ Out of Mischief Now, Ain’t Misebehaving y (What Did I Do to Be So) Black and Blue, que es considerada como la primera canción de protesta contra el racismo. También se dio tiempo para grabar varias obras para órgano solo —entre las que destacan St. Louis Blues y Lenox Avenue Blues (esta última originalmente llamada The Church Organ Blues)— en la Iglesia Bautista Trinidad de Camden, Nueva Jersey. Por si fuera poco, en 1928 hizo su debut en el Carnegie Hall como solista en el estreno de Yamekraw: A Negro Rhapsody (1927), pieza para piano y orquesta escrita por James Price Johnson siguiendo el modelo de la Rhapsody in Blue (1924) de su amigo George Gershwin.
Fats Waller: Lenox Avenue Blues / Fats Waller (órgano)
La fama de Fats Waller como compositor e intérprete ya estaba más que asentada, pero a esas alturas de su carrera solamente había participado como cantante en Red Hot Dan, canción escrita por Sidney Easton y grabada el 1 de diciembre de 1927. Decidido a cambiar esa situación, a partir de 1931 empezó a incluir su voz y a desplegar su talento como comediante en los conciertos que ofrecía. Gracias a su personalidad simpática y desenfadada, su capacidad para no tomarse en serio a sí mismo, su espontáneo sentido del humor y su inconfundible aspecto (voluminosa figura enfundada en saco y corbata, cuidado bigotito característico e inseparable bombín), pronto Fats Waller se vio consagrado como un showman integral. En 1932 viajó con el compositor, pianista y cantante Spencer Williams (1886-1965) a Francia e Inglaterra, y al regresar a Estados Unidos le fue ofrecida la realización de su propio programa de radio, que se llamó Fats Waller’s Rhythm Club. Aunque ya desde 1926 aparecía en diversas grabaciones del sello Victor, en 1934 firmó un contrato de exclusividad con esa casa discográfica, para la que grabó casi 300 piezas en los siguientes nueve años, tanto en solitario como con Fats Waller and His Rhythm, banda que formó en 1934 y en la que contó con la presencia constante del trompetista Herman Autrey (1904-1980) —a veces sustituido por William Coleman (1904-1981)—, el saxofonista y clarinetista Eugene Sedric (1907-1963), el guitarrista Al Casey (1915-2005), el contrabajista Charles McKinlay Turner (¿?-1964) y el baterista Harry Dial (1907-1987).
George W. Johnson y James Austin Butterfield: When You and I Were Young, Maggie / Fats Waller (piano y voz)
Así, a mediados de la década de 1930, Fats Waller se encontraba ya —junto con Louis Armstrong (1901-1971), Duke Ellington (1899-1974) y Cab Calloway (1907-1994)— entre las principales figuras del jazz afroestadounidense, y su nombre no podía faltar al lado de los de otras luminarias como Red Allen (1908-1967), Ted Lewis (1890-1971) y Jack Teagarden (1905-1964) en las más diversas grabaciones. Lo curioso es que, a diferencia de otros músicos de jazz, la fama de que gozaba Fats Waller provenía mayormente de temas que los sellos discográficos consideraban verdaderos fracasos y no se hubieran atrevido a promocionar de no ser porque la pericia y el ingenio con que Fats las reelaboraba (agregando pausas intencionadas para quitarles el tono serio, gesticulando, haciendo comentarios graciosos y hasta exagerando el histrionismo al momento de cantar) las convertía en productos que agradaban al público. Dentro de la larga lista de canciones que Fats Waller transformó en éxitos gracias a su asombrosa habilidad para hacer de cualquier letra una hilarante sátira y al festivo ambiente con que las acompañaba se encuentran A Porter’s Love Song to a Chambermaid, Believe It Beloved, It’s a Son to Tell a Lie, How Can You Face Me, The Joint is Jumping y Your Feet’s Too Big, My Mommie Sent Me to the Store, Us on a Bus, I’m Gonna Salt Away Some Sugar, This Is so Nice It Must Be Illegal y Abercrombie Had a Zombie!
Pero los extravagantes títulos y las desenfrenadas atmósferas que caracterizan a la mayor parte de las canciones que forman la discografía de Fats Waller no deben engañarnos, porque detrás de tan apabullante jolgorio se revelan una sensibilidad única, un admirable virtuosismo interpretativo y un profundo conocimiento musical. Como muestra, basta escuchar con atención temas como I’m Gonna Sit Right Down and Write Myself A Letter, Everybody Loves My Baby (But My Baby Don’t Love Nobody But Me), Rhythm and Romance, Oooh! Look, Ain’t She Pretty? y Ain’t Got Anybody.
Fred E. Ahlert y Joe Young: I’m Gonna Sit Right Down and Write Myself a Letter / Fats Waller and His Rhythm
En el pináculo de la fama, Fats Waller incluso hizo algunas apariciones en la pantalla grande, robándose la escena con sus interpretaciones y su carisma en Hooray for Love (Walter Lang, 1935), King of Burlesque (Sidney Lanfield, 1936) y Stormy Weather (Andrew L. Stone, 1943). En 1939 viajó nuevamente a Inglaterra, país donde su quehacer artístico era tomado un poco más en serio que en Estados Unidos. Ahí grabó una serie de spirituals en órgano y tuvo la oportunidad de aparecer en una de las primeras emisiones televisivas. Además, inspirado por su estancia, escribió y grabó la ambiciosa London Suite, una obra en seis partes donde combina con cierta melancolía los rasgos estilísticos del hot jazz y la música de concierto europea. Estuvo a punto de iniciar una gira por Europa, pero el tenso clima político que conduciría al estallido de la Segunda Guerra Mundial lo obligó a cancelar el proyecto y regresar a Estados Unidos.
Fats Waller: London Suite / Fats Waller (piano)
En 1941, Fats Waller grabó lo que muchos consideran la mejor versión de Georgia on My Mind (tema clásico escrito en 1930 por Hoagy Carmichael y Stuart Gorrell) jamás hecha. Sin embargo, también por esas fechas la vida de excesos que llevaba empezó a cobrarle factura. Aunque parecía encontrarse en una fiesta inacabable donde abundaban el alcohol, las mujeres y el buen comer, lo cierto es que el músico siempre estaba en precaria situación económica y constantemente se veía obligado a malbaratar sus canciones, pedir adelantos sobre temas que nunca terminaba o vender la misma canción varias veces con unos cuantos cambios en la letra para salir del paso. El 14 de enero de 1942 el Carnegie Hall se vistió de gala para ofrecer un concierto-homenaje a Fats Waller. El músico llegó al evento desvelado, nervioso y un tanto pasado de copas. Por supuesto, lo que prometía ser una noche memorable terminó siendo un fiasco: literalmente, había que arrastrar al músico a los camerinos en los intermedios, y luego volver a arrastrarlo para sentarlo frente al piano y que continuara el concierto. Además, Fats parecía estar obsesionado con la melodía de Summertime, el clásico tema de George Gershwin, y aprovechaba los momentos más inoportunos para encajarla a la mitad de cualquier canción que estuviera interpretando. De hecho, en la segunda parte del programa interpretó de tal manera unas variaciones sobre un tema de Tchaikovsky que, al final, el pianista, compositor y actor Oscar Levant (1906-1972) —quien en alguna ocasión había llamado a Waller “el [Vladimir] Horowitz negro”— exclamó mordazmente: “Nunca me había dado cuenta, hasta hoy que escuché a Fats, de cuánto le debe Tchaikovsky a Gershwin”.
Hoagy Carmichael y Stuart Gorrell: Georgia on My Mind / Fats Waller (piano)
El último éxito de Fats Waller con su banda fue Jitterbug Waltz, una de las primeras grabaciones de jazz en que se utilizó un órgano Hammond (instrumento eléctrico que poco después alcanzaría enorme popularidad). Fats Waller and His Rhythm se disolvió en 1942, y a partir de entonces el músico se dedicó a presentarse como solista y a escribir la partitura del musical de Broadway Early to Bed, que se estrenó el 17 de julio de 1943. Durante un viaje en el famoso tren de pasajeros Super Chief (conocido como El tren de las estrellas porque era el favorito de muchas celebridades de Hollywood), Fats Waller enfermó de neumonía. Falleció el 15 de diciembre de 1943, a los 39 años de edad.
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