Los niños llamados “prodigio” en el campo musical son generalmente menores de los 12 años de edad al exhibir su talento excepcional para la música que los hace competitivos con habilidades semejantes en músicos adultos. La historia de la música clásica occidental registra numerosos casos de niños prodigio desde el siglo XVIII y XIX (Mozart, Beethoven, Chopin, Liszt, Mendelssohn, etc) hasta el presente, lo cual no quiere decir que este tipo de talento no haya existido antes, ni solamente en Occidente, pues gracias a los medios de comunicación actuales hoy se conocen numerosos ejemplos de niños musicalmente extraordinarios en Japón, China, Corea, India, etc.
Un repaso rápido y muy breve a la lista de niños prodigio en la música (piano, principalmente) nos revela algunas personalidades que lograron continuar una carrera profesional durante toda su vida; la primera fecha es la de su nacimiento y la siguiente se refiere a la edad en que hizo su debut como pianista ante el público:
Charles-Valentin Alkan (1813), debut a los 6 años.
Martha Argerich (1941), primer recital a los 4 y a los 6 con orquesta.
Claudio Arrau (1903), a los 5 años podía leer las notas, antes que las letras.
Daniel Barenboim (1942), debut a los 7 años.
Enrique Bátiz (1942), a los 5 años; hoy reconocido director de orquesta.
Vincenzo Bellini (1801), debut a los 5 (estudió teoría musical a los 2, piano a los 3, llegando a tocar bien a los 5.
Georges Bizet (1838), debut a los 9.
Frederic Chopin (1810), a los 7.
Lili Boulanger (1893), piano, violoncello, arpa, asistió a los 6 años a clases de órgano en el Conservatorio de París.
Glenn Gould (1932), a los 4; asistió al Conservatorio de Toronto a los 10, pasó el exámen profesional a los 12 “con las calificaciones más altas de cualquier candidato y alcanzó nivel profesional como pianista a los 12”.
Leslie Howard (1948), a los 5 años; oído perfecto, recordaba todo de oído.
W.A. Mozart (1756), a los 4 años, piano y violín; compuso su primera ópera a los 11.
Serguéi Prokofiev (1891), compuso su primera ópera a los 9 años.
Camille Saint-Saëns (1835), primer recital a los 5 años.
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