OFCM: Armijo / Romero / Infanzón

Luego de meses de actuar en espacios alternos la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México, dirigida por José Areán, reinicio actividades.

Por Música en México Última Modificación septiembre 8, 2015

Por Mauricio García de la Torre

Luego de meses de actuar en espacios alternos por los severos problemas estructurales de la Sala Silvestre Revueltas del Centro Cultural Ollin Yoliztli, la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México, dirigida por José Areán, reinició actividades en su sede habitual con un concierto integrado por tres compositores mexicanos recientes: Leticia Armijo, Germán Romero y Héctor Infanzón.

La compositora y musicóloga Leticia Armijo (Cd. De México, 1961) presentó OIKABETH, Movimiento de mujeres guerreras que abren caminos y esparcen flores – Sinfonía guerrera en un movimiento. La obra ocurre en términos tonales e inicia con un apacible tema en los violines. Mientras la melodía se desenvuelve, los metales comienzan a provocar los cambios armónicos, diálogo que articula buena parte de la primera sección. El arpa marca súbitamente el comienzo de otra música, ahora ternaria; una suerte de danza valseada que promueve una nuevo tema con cuerdas y maderas. En este punto las ideas parecen escasear.

El material nuevo no contribuye demasiado y el conocido no evoluciona con el suficiente interés. La orquestación sigue el librito: la melodía en los violines, la armonía sostenida por las demás cuerdas, las maderas arrojan con timidez algún contratema o refuerzo melódico, los metales en los puntos más intensos tienen carácter fanfarriesco y la percusión refuerza los momentos “dramáticos” a golpe de platos y timbal. Todo ello resulta en una emotividad forzada. La sección final fue anunciada por las campanas tubulares con unos desconcertantes contratiempos; parecía un error de ejecución y no algo escrito, salvo que en los acordes definitivos los golpes de plato entraron también desplazados del tiempo.

El ansia del público por empatar el final con su aplauso opacó la inexplicable minicoda con arpa sola con la que culmina la obra.

Siguió el estreno mundial de Tu sangre corre de Germán Romero (Mérida, 1966). La pieza está inspirada en las masacres ocurridas durante la Guerra de Castas de Yucatán a mediados del siglo XIX. El inicio es escalofriante, aparece una enorme masa de sonidos fijos que abarca todo el registro, desde los sobreagudos en la cuerda hasta el límite de la región grave. Como un caleidoscopio, el objeto se transforma por la irrupción juiciosa de pulsiones tímbricas; destellos, intensidades, choques armónicos. En ocasiones emergen motivos; por ejemplo, en el corno, que antes de declararse se diluyen de nuevo en el complejo sonoro.

Hay una disfrazada tendencia descendente que aminora la energía mientras pasan los minutos, pero la maraña interna dispara gestos angulosos que renuevan el ímpetu cuando se necesita. Hubo momentos de cierto estancamiento en la mitad de la obra, porque la variedad de los materiales parecía promediarse dentro de la masa o porque el ritmo de cambio no era suficiente. Sin embargo, hacia el final, los materiales se activan y establecen interacciones más complejas.

De pronto algunas alturas comienzan a fijarse en su sitio; por ejemplo, los metales, las cuerdas, hasta que toda la orquesta encuentra en relevo su punto terminal. Un súbito impulso de energía culmina la música.

Por último, se presentó Héctor Infanzón tocando su Concierto para piano, Celebración. La obra se gesta al recordar las memorables tertulias musicales que el autor celebraba en familia cuando joven. Infanzón se ha vinculado desde siempre con el jazz; sin embargo, en últimas épocas su música ha ido en busca de otros caminos, en esencia apartados del proceder tradicional de ese género. El primer movimiento titulado La víspera refleja una inquieta emoción. Impera un pianismo de ingeniosas combinaciones rítmicas y fulgurantes recorridos del teclado que demuestran la altura de Infanzón como ejecutante. Ofrenda es el nombre del segundo movimiento. Inició con un pausado solo de piano que fue retomado por la cuerda y algunas maderas. Se lograron momentos de gran calidez en medio del carácter meditativo de la música, en especial donde se destacaban las novenas y oncenas, armonías típicas del jazz. Sorprendió la elección de la dotación orquestal: predominio de cuerdas, en complemento de una mínima sección de maderas y dos cornos.

A pesar del evidente intento de destacar el piano con esta dotación hubo momentos en donde inexplicablemente se perdía detalle de las figuraciones solistas. Esto fue evidente en el tercer movimiento, De fiesta. Veloces apoyaturas introdujeron el energético tema del solista que recorría en semicorcheas la sección media del registro. La orquesta imitaba algunos motivos y cuando el carácter festivo parecía relajar un poco el piano se encargaba de revigorizar la música. Como en algunos conciertos solistas tradicionales, daba la impresión de que se trataba de un “piano orquestado” donde el intérprete lleva toda la carga melódica y la orquesta releva o comparte algunos fragmentos de los temas. Al final, Infanzón recibió una nutrida ovación con varios asistentes de pie.

(6 de Septiembre)

Desde Septiembre de 2015, Música en México integra en su oferta reseñas críticas de conciertos de música nueva. La intención es dar contexto al público sobre este género y comentar sus manifestaciones en suelo mexicano, así como difundir la obra de compositores nacionales dentro y fuera del país.

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