Cuando el gran virtuoso Vladimir Horowitz (1902-1989) realizaba giras de concierto por los Estados Unidos, se grabaron muchos de sus recitales. Pero, hasta ahora, gran parte de este material ha permanecido archivado, sin estar a disposición del público.
Recientemente, Sony rescató las grabaciones de 25 de estos recitales, con 13 programas distintos, y los lanzará en el mes de octubre en un impresionante estuche de 50 CDs : Vladimir Horowitz: the unreleased live recordings, 1966-1983. Tres obras aparecen por vez primera en la discografía de Horowitz: Carnaval Op.9, de Schumann; el Estudio Op.25, No.10, de Chopin; y el Preludio para la mano izquierda, Op. 9, No.1, de Scriabin. El paquete también incluye un recital que ofreció en la Casa Blanca y su grabación de 1978 del tercer concierto para piano de Rajmáninov, su primera grabación con orquesta en 25 años.
El igualmente gran pianista, Arthur Rubinstein (1887-1982) era muy admirado por Horowitz, a pesar de los comentarios de Rubinstein en sus memorias: “ [Horowitz]Era mejor pianista, yo soy mejor artista”. Esta opinión sigue siendo discutida por los admiradores de uno y otro intérprete, una muestra: “Es lo mejor que pudo sucederle al piano”, dice Alain Lompech sobre Horowitz en su libro, Les grands pianistes du XXe siecle.
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