Coro (del griego Korós, lat. Choros, ital. coro, ingl. choir) fue el primer nombre que designó en la antigua Grecia el lugar donde se bailaba. El significado se amplió con el curso del tiempo, y se refería tanto a la canción bailable como al grupo de danzantes. La referencia del culto que seguimos conociendo hoy del “coro” eclesiástico, para la antigüedad griega constituía la piedra angular y el punto de inflexión. Cuando se puso un actor frente al coro se produjo el nacimiento de la antigua tragedia; el segundo actor debió ser introducido por Esquilo (ca.525-456 a.C.): así surgen el protagonista y el antagonista, mientras que el coro como siempre representaba al conjunto del pueblo.
Igor Stravinski y Carl Orff entre otros trabajaron de manera admirable con esta forma ritual del teatro (Edipo Rey, Edipo, Antígona). En su sentido actual, coro es un grupo de instrumentos iguales o similares (por ejemplo, coro de instrumentos de aliento) o voces de diferente tamaño. La denominación “coro mixto” se utiliza en general para designar la unión de voces soprano, contralto, tenor y bajo; la estructura de los coros de mujeres u hombres se deduce por sí misma (en cualquier caso, en aquellos encontraremos un grupo de mezzosopranos, y en éstos, otro de barítonos).
Fuente: Eckhardt van den Hoogen, El ABC de la ópera, México, Taurus, 2011.
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