En épocas pasadas, el término designaba la música intercalada entre los actos de una obra teatral, o de una ópera (intermezzo en italiano= entreacto): su contenido era independiente del espectáculo que lo envolvía. Después los compositores llamaron intermezzo a una pieza orquestal de transición entre dos escenas (como en Cavalleria Rusticana de Mascagni), o un episodio contrastante en medio de un movimiento instrumental (lo que hace Schumann en el Scherzo de la Sonata para piano no.1 y en la segunda pieza de Kreisleriana). Lo utilizan también como título de un movimiento intermedio (nunca el primero ni el último), de carácter bastante ligero (Concierto para piano de R. Schumann, Cuarteto con piano, op.25 de Brahms, Sinfonía no. 1 de Dutilleux, Concierto para violín de Ligeti). Intermezzo también se volvió título para series de piezas pianísticas como el Opus 4 de Schumann, los Opus 76, 116 a 119, de Brahms. El vocablo sugiere un sentimiento de espera, un momento fugaz entre dos estados de ánimo. “De mis grandes penas, hago pequeñas canciones”, escribió Heine en uno de los poemas de su Intermezzo lírico. Disimular la gravedad bajo la ligereza, ¿no sería ésta la esencia del intermezzo?
Fuente: Heléne Cao, Diapason
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