El jueves 12 de diciembre, a las 18:00 hrs., en la Sala Carlos Chávez, del Centro Cultural Universitario, el chelista Vladimir Saygado, y la pianista Irina Shíshkina, ofrecerán un programa para chelo y piano con obras muy poco tocadas de Haydn, Weber, Schumann y la excepcional Sonata de Debussy.
Con un repertorio acumulado de obras extraordinarias – como los Nocturnos, Pélleas y Melisande, El mar, las Imágenes para orquesta y Jeux – la última etapa creativa de Claude Debussy (1862-1918) se distingue por una economía en melodía, armonía y textura; una destilada concentración de recursos que frecuentemente caracteriza la música final de muchos compositores. Por ejemplo, el primer movimiento de la Sonata para chelo y piano, ocupa solo 4 páginas. Fue escrita en el verano de 1915 durante su último periodo de gran creatividad. Los doce Estudios para piano solo y En blanco y negro, para dos pianos también son de esta época. Debussy había contemplado escribir seis sonatas pero solo terminó tres. En ese mismo año se le descubrió un cáncer, fue operado, y a partir de entonces le aquejó su enfermedad sin descanso hasta su muerte en 1918. Esta sonata no observa las formas convencionales como lo sugieren los títulos de algunos de sus movimientos, tales como Prólogo y Serenata en la sonata para chelo. Originalmente, Debussy pensaba titular esta sonata como “Pierrot enojado con la luna”, como tributo al pintor galante Watteau y a la simbólica figura de Arlequín, el tonto divino que representaba lo que podría llamarse la estética de la desilusión, también presente en obras de Picasso y Stravinski. Los movimientos de esta obra son: Prólogo. Lento; Serenata. Moderadamente animada; y Final. Muy animado.
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