Si bien nunca se ha desgastado la atracción que la música clásica europea ejerce a escala mundial, muchas culturas no europeas tienen su propia música clásica, que al igual que en Europa es una música culta. En sentido figurado, la “música clásica” satisface a escala mundial los criterios de profesionalización, tradición y recepción de ejemplos considerados modélicos de la cultura musical, el aprendizaje y la transmisión, así como la existencia de un sistema teórico. Aún cuando en Europa la fijación escrita constituye un rasgo esencial, la notación no forma parte de los criterios ineludibles de la música clásica; otras culturas transmiten a menudo el saber de los tiempos pasados sin pergamino ni papel.
El concepto de progreso puede considerarse la raíz de todos los males hegemónicos del siglo XIX. Se estableció la idea de una evolución unitaria de la humanidad, de un curso temporal sobre el cual todos los pueblos avanzaban hacia un estadio mejor, conducidos por Europa y su cultura excepcional. Todas las demás culturas eran consideradas “primitivas” en el doble sentido de la palabra, originarias y menesterosas.
Hoy no se habla ya en la ciencia de una historia unitaria de la humanidad; la perspectiva se ha abierto a la grandeza y peculiaridad de todas las culturas.
Continuará, parte 2.
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