Divertida, graciosa, ocurrente, pegadiza….
Orquesta de la Ópera del Met de Nueva York, dirige James Levine
Estrenada el 22 de mayo de 1813, en el teatro San Benedetto de Venecia, “La italiana en Argel” es una ópera buffa del compositor italiano Gioachino Rossini (1792-1868) basada en el disparatado libreto de Angelo Anelli, que ni siquiera era original. Narra la historia de Isabella, una italiana que se fue a Argelia para conseguir la libertad de su amado, Lindoro, esclavo de un hombre muy poderoso del país, Mustafá. Situaciones absurdas y hasta cierto punto grotescas se suceden durante los dos actos que componen esta ópera y que vemos plasmados en el estilo de esta obertura.
Muy inteligente por parte del por aquel entonces muy joven Rossini utilizar elementos exóticos y rodearse para su interpretación de los mejores cantantes, lo que le colocaría en el “trono” de la ópera italiana a principios del XIX. Idea que más tarde utilizaría en obras como “El barbero de Sevilla”, entre otras. Rossini fue un hombre que se encontraba a caballo entre dos épocas y que introdujo formas (plano armónico, ritmico, textural…) nuevas y cultivó las antiguas en un estilo como en este caso, tradicional y propiamente italiano.
En esta obertura, encontramos temas muy pegadizos y con gran capacidad para ser retenidos por el público, lo que hace que sea una apuesta segura para los auditorios porque seguro que cuando la escuchen podrán decir aquello de “ahh, esto me suena”. Le valió a Rossini un éxito extraordinario, por la combinación de varios elementos: por un lado la originalidad y brillantez de las melodías; por otro, por utilizar los recursos que le brinda la orquesta para colorear y acoplarse a la voz, sobre todo en instrumentos de madera; y por último, por la vivacidad rítmica, lo que genera una continua sensación de movimiento.
Divertida, graciosa, ocurrente, pegadiza….serían pocos adjetivos con los que podríamos describir esta gran obertura.
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