En la época en que Tolstói asume una vida de abstinencia y frugalidad, escribe La sonata Kreutzer, novela breve publicada en 1889, en la que denuncia la sensualidad que se puede confundir con el amor pero también las seducciones de la música. La novela hace clara referencia a la Sonata para violín y piano de Beethoven, op.47, de 1803, dedicada al violinista francés Rodolphe Kreutzer.
En el transcurso de un largo viaje en tren, un hombre, Pozdnychev, confía a dos desconocidos su crimen pasional: después de haberse hastiado de su esposa, él le presenta a un violinista que ella acompaña al piano. Al ver nacer entre los dos músicos una inevitable complicidad, el marido, repentinamente celoso, desea sorprenderlos y los encuentra en la sala…tocando la Sonata Kreutzer.
En 1923, ciento veinticinco años después de la composición de Beethoven y treinta y cuatro después de la publicación de la obra de Tolstói, el compositor checo, Leos Janacek, escribe su primer cuarteto de cuerdas, denominado Sonata a Kreutzer. El piano desaparece. De una belleza inquietante, esta obra con acentos que expresan angustia y terror, ilustra a la esposa acorralada y abatida por su marido celoso.
Es así como una pieza musical inspiró una obra literaria que, a su vez, inspiró una nueva creación musical.
Fuente: Cécile Balavoine, Le gout du piano, París, Mercure de France, 2017.
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