Por: Ricardo Rondón.
Jacques Offenbach no viviò para gozar el inmenso triunfo de su obra maestra Los Cuentos de Hoffmann, siendo la única opera seria que escribió. La fuente fue E.T.A. Hoffmann, un escritor que dominaba los elementos de la fantasìa y los mezclaba con sus personajes. Aunque pulieron algunas ideas de la producciòn de Bartlett Sher, mucho continùa siendo vulgar, sobredirigido y de fastidiosos movimientos que contribuyen a la distracción del auditorio. Desde el Epìlogo en la taberna de Luther, la oscuridad es exagerada y cuando llegamos a la casa de Spalanzani los efectos parecen no tener fìn. El vestuario es horrendo con ballets que no tienen porque estar alli, parasoles y malabaristas.Sher nos presenta el argumento en un orden diferente: Olympia, Antonia y Giulietta. Probablemente da lo mismo porque Antonia tiene la mejor musica. El excelente director Yves Abel utilizó la ediciòn conocida incorporando varios de los hallazgos de Michael Kaye y funcionaron bien. La Orquesta respondiò a los tiempos enèrgicos de Abel con bellos solos y efectos notables en las cuerdas. El Coro no estuvo a la altura de otras funciones sonando a ratos desnutrido.
Se requieren voces y actores del màs alto nivel y no se hicieron esperar comparaciones con nuestro pasado operìstico. El tener italiano Vittorio Grigolo hizo un Hoffmann convincente. Le puso mucha animaciòn a su personaje aunque vocalmente no todo fue felìz. Grigolo tiene un timbre un tanto cerrado, nada atractivo pero conforme avanzaba la funciòn se aclarò y tuvo momentos muy buenos. Pero la òpera no está hecha de momentos y hay mucho que trabajar aquì. El role le queda vocalmente grande y tuvo que forzar…’peligro inminente’. Su mejor momento vino en el magnifico septeto: “Helas mon coeur” en donde proyectó sentimento y pasiòn. Fue un error craso darle a Thomas Hampson el role de los villanos. A estas alturas ya no tiene voz, los graves no estan aoyados y los resultados coquetean con el naufragio. Peor aùn estuvo la soprano coloratura Erin Morley, la peor Olympia que hemos escuchado. El minuto que se iba a los agudos daba la impresiòn de que alguien le habìa pisado la cola al gato. Ademàs, no es nada simpàtica y esta muñeca debe tener lo suyo. Hibla Gerzmava cantò bien la Antonia. La voz es bella y salvo inseguridad en el paso en donde hay trémolo, dejò una buena impresiòn.rondoejor voz y actuaciòn fueron las de Kate Lindsey, una Nicklausse inmejorable. Christine Rice, Gulietta, estuvo correcta pero parecía la mamá de Hoffmann. La funciòn se fue de menos a màs dejando al final un 7 en la escala de 0 a 10. Muy inferior al montaje del Met que vimos hace dos años.
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