La Mélodie française (IV)

Chanson Triste de Henri Duparc Kiri Te Kanawa, soprano | Robert Vignoles En 1868, Henri Duparc de veinticuatro años trabajaba intensamente en un puñado de […]

Por Música en México Última Modificación noviembre 26, 2016

Chanson Triste de Henri Duparc

Kiri Te Kanawa, soprano | Robert Vignoles

En 1868, Henri Duparc de veinticuatro años trabajaba intensamente en un puñado de composiciones que publicaría al año siguiente –entre ellas una colección de mélodies. De ese ciclo, solo Soupir y Chanson triste sobrevivirían a su exigente y casi compulsivo descarte de obras. Ambas canciones nos introducen por primera vez a una herencia en la que los estereotipos poéticos provienen de una visión wagneriana. La letra de Chanson triste es de Jean Lahor, pseudónimo utilizado por el Dr. Henri Cazalis y, según el compositor, fue su primera canción –luego entonces un golpe de genialidad.

Sobre un arpegio ondulante que aporta movimiento a la pausada trayectoria armónica, la voz ofrece una evocación mágica de la luz de luna veraniega que irradia del corazón amado, un aura en la cual el amor sufre. Modulaciones sinuosas dibujan una oscilación apenas suprimida entre anhelo y arrebato antes de que la fantasía triunfe en una bendición sublime con el regreso a do mayor.


L’invitation au voyage de Henri Duparc

Jessie Norman, soprano | Elisabeth Cooper, piano

Con un texto de Baudelaire, esta canción es una muestra de las fortalezas de Duparc: la capacidad de combinar la voz y el acompañamiento en una auténtica asociación, un ambiente vívido, la expresión de la sensualidad y un don nunca exagerado de lirismo. En L’invitation au voyage, un amante invita a su amada a ir con él a un lugar hermoso donde no hay nada más que “orden y belleza, lujo, calma y voluptuosidad”. Estas líneas, que son repetidas como un tipo de estribillo, fluyen sin sobresaltos en la voz, pero en el acompañamiento hay debajo una agitación inquietante. El amante describe el lugar misterioso con un lirismo a veces restringido que ocasionalmente se eleva a una declaración apasionada, mientras que el acompañamiento de nuevo equilibra, ya sea con una ágil ondulación o con acordes pesados que oscurecen un poco el ambiente. Las transiciones de un estado de ánimo a otro son muy suaves y naturales, tanto que el final es una combinación de luz y oscuridad, en lugar de sólo un contraste.


Extase

Alfredo Kraus, tenor | Edelmiro Arnaltes, piano

Extase es una de las composiciones vocales más sensuales del repertorio francés. La voz y el piano crean una asociación perfecta para establecer el estado de ánimo que el texto evoca y el resultado es asombrosamente vívido.

“En un lirio pálido, mi corazón duerme, en un sueño dulce como la muerte … muerte exquisita, muerte perfumada por el aliento de mi amada … sobre tu pecho mi corazón pálido duerme, en un sueño tan dulce como la muerte”.

Las líneas vocales son suaves y casi monótonas, situadas sobre los acordes gentiles del acompañamiento. Los ritmos son lentos y sensuales, y la sensación de movimientos lánguidos es altamente erótica. La canción termina con un largo acorde del piano, sostenido hasta que apenas es audible.


Si mes vers avaient des ailes! de Reynaldo Hahn

Felicity Lott, soprano | Maciej Pikulski, piano

Compuesta cuando tenía solo quince años, Si mes vers avaient des ailes! (Si mis versos tuvieran alas) de Reynaldo Hahn es una de sus canciones más admiradas y cantadas. La habilidad del joven compositor de origen venezolano de explotar la belleza de la voz humana es evidente y su melodía requiere una absoluta pureza en el tono vocal. En Si mes vers avaient des ailes!, la delicada línea melódica reposa sobre una acompañamiento de piano en arpegios, que sugiere las alas que transportan los versos del poeta hacia su amada. El texto es del gran Victor Hugo.


L’heure exquise de Reynaldo Hahn

Philippe Jaroussky, contratenor | Jérôme Ducros, piano

Basada en un poema de Paul Verlaine, L’heure exquise fue publicada en 1892 y es la quinta de un ciclo de siete canciones llamado Chansons grises. Verlaine tomaba frecuentemente inspiración de las delicadas pinturas de Watteau, lo que se refleja en el texto de esta canción, así como en la suave melodía de Hahn. El compositor capta perfectamente la imagen de una noche lunar cuando los amantes comparten esa “hora exquisita”. El enorme control vocal requerido en las notas agudas por parte del cantante es admirable. El mismo poema fue musicalizado por Fauré en La lune blanche.


À Chloris de Reynaldo Hahn

Philippe Jaroussky, contratenor | Jérôme Ducros, piano

Esta canción se inspira en la tradición renacentista y barroca de la canción pastoral, con el título À Chloris, (Chloris y Phyllis eran nombres genéricos de pastores y ninfas en la literatura de ambos periodos), y la ornamentación en el acompañamiento, los adornos del piano, evocan el ámbito de la canción barroca. Sin embargo, la obra no es una mera imitación, es una canción íntima que en su modernidad rinde homenaje a modelos antiguos. Los bajos del piano acompañan como una procesión al delicado material de la mano derecha y la voz. De lirismo suave y sensible, es una de las verdaderas gemas del género.

Fuente:

* www.hyperion-records.co.uk

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