La leyenda de la ciudad invisible de Kitezh y la doncella Fevronia

por Ricardo Rondón Nicolai Rimsky-Korsakov escribió muchas óperas y la que consideramos como su obra maestra es poco conocida, al menos fuera de Rusia. Se […]

Por Música en México Última Modificación octubre 5, 2014

por Ricardo Rondón

Nicolai Rimsky-Korsakov escribió muchas óperas y la que consideramos como su obra maestra es poco

conocida, al menos fuera de Rusia. Se trata de La Leyenda de la ciudad invisible de Kitezh y la doncella

Fevronia. Nuestras expectativas eran altas no solo por tratarse de un DVD maravillosamente captado en

Blu-Ray sino por las críticas que hemos leído de esta producción de la Opera de los Países Bajos, sin duda

una compañía importante. Pronto nos bajaron la guardia al leer que se trataba de una producción de Dmitri

Tcherniakov, a quien repudiamos recientemente por su horrible y aburrida distorsión de El príncipe Igor en

el Metropolitan Opera. Este director ruso es practicante del Regietheater, que en este caso es atrevido,

repugnante y siempre radical. Kitezh está basada en leyendas medievales, durante una época de

devastación en la historia rusa, la conquista mongol del S. XIII. El libreto original de Rimsky es de Vladimir

Belsky pero nada permanece en las ideas de Tcherniakov. Es penoso porque musicalmente es

definitivamente recomendable. Pero, al ignorar el libreto, surgen contradicciones con los textos y la acción

no siempre lleva lógica. Basta decir que los mongoles portan y disparan armas modernas; en el segundo acto

hay miembros del coro vestidos de payasos y dos de ellos, portan trajes de Santa Claus. Esto no inspira

terror sino ridiculez. El tercer acto, que ocurre en la Gran Kitezh, es una sala enorme, parecida al primer

acto de El príncipe Igor y los habitantes están vestidos con la moda del S.XIX y hay hasta una escena de sexo

oral, que para nada contribuye a la acción dramática. Tcherniakov debe tener cerebro de embrión de pollo y

no nos explicamos cómo lo contratan para distorsionar todo lo que hace. Kitezh es una historia de amor, de

fe, de espiritualidad, en donde la invasión de los tártaros es desmembrada cuando observan la ciudad en el

fondo del gran lago que la rodea y huyen despavoridos. En la escena final el pendenciero y borracho Grishka

Kuterma ( el malo de la ópera) mata a Fevronia a golpes y posteriormente regresamos al final original con

enmiendas. Toda la ciudad de Kitezh es transportada al paraíso y en este cielo los personajes se vuelven a

encontrar. De no ser que los valores musicales son tan altos sería imposible conmoverse. Muchos van a

pensar que se debe escuchar con la imagen apagada pero no hemos llegado a esto. Fevronia es un papel

difícil, exigente y largo. Svetlana Ignatovich es una cantante magnífica. Su timbre es radiante, domina la

tesitura complicada y es una excelente actriz, a pesar de Tcherniakov. El joven tenor spinto Maxim Aksenov

es un Príncipe Vsevolod ideal. Es un artista apuesto y expresivo. La relación de este personaje con Fevronia

es totalmente creíble. Los animales que rodean a Fevronia en el bosque están convertidos en seres humanos

cotidianos pero algo sucede para que nos atraigan con su naturalidad El tenor John Daszak es un excelente

Grisha, alcoholizado desde el principio, grosero, insolente, vulgar y lejos de cualquier arrepentimiento. En la

escena en donde Fevronia le enseña a rezar, los dos artistas marcan a sus personajes con credibilidad. El

joven barítono Alexei Markov es un excelente Fedor Poyarok, compañero del Príncipe. Aunque el director lo

lleva a la sobreactuación, defiende bien a su personaje cuyos ojos han sido cegados por los tártaros. Como

si fuera poco, el director cambia textos enviándolos a personajes que Rimsky nunca asignó. Vladimir Vaneev

es un bajo ligero veterano y no tiene la profundidad de un Reizen o Christoff pero en su gran aria comunica

el fervor de un líder que sabe que será derrotado. El Coro de la Opera de los Países Bajos y su orquesta

producen los más altos resultados. Bajo la batuta de Marc Albrecht lucen la inspiración del compositor

brillantemente, con excelente entonación, tiempos, ritmos y suntuosidad. El famoso bajo Vladimir

Ognovenko hace un Burundei vulgar, sediento del placer de hacer daño y que busca los favores de Fevronia.

La voz sigue siendo importante y no hay duda de que este bajo es un artista. El sonido es magnífico y se

incluye un resumen escrito por el infame Tcherniakov en donde están todas las divergencias que realizó. Por

lo pronto lo tendríamos en Siberia purgando sus pecados en contra de la inspiración ajena. Es una vergüenza

para el teatro lírico pero tiene sus momentos impresionantes, conmovedores y hasta excitantes. La paleta

orquestal pocas veces ha sido grabada con esta fidelidad y es Rimsky en todo su apogeo, cubriéndose de

gloria y emocionándonos, gran labor de Albrecht. Con todo y los abundantes pelos en la sopa, faltas de

respeto a las intenciones de otros y vulgaridades, tenemos que recomendar este DVD BluRay por los valores

que hemos mencionado.



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